Néstor está radicado en Berlín, Alemania, y hace unas semanas recibió un llamado de Jakob Schottstädt, fotógrafo alemán casado con una argentina, que le propuso hacer un viaje a la frontera.

Nestor no estaba seguro y lo conversó con su familia. Le aceptaron que viajara a la frontera pero que no se adentrara en zona de guerra.

El viaje para fotografiar el dolor fue su manera de expresarse y colaborar con las víctimas de la guerra. 

Las tomas de las fotografías de las vivencias de los refugiados hablan por sí solas a través de la lente de su cámara.

En una entrevista en Crónica Matinal de Canal 10, el fotógrafo contó que no dudaron con el colega en viajar a la  frontera entre Ucrania y Polonia para ayudar desde su lugar.

Y estas imágenes ya quedaron para siempre en la memoria de Néstor.

Las fotos captaron a una señora, exhausta, que camina a paso lento mientras carga sola los bolsos con su perro. La sonrisa permanente de una niña con un peluche que le regalaron los voluntarios que reparten las donaciones en la frontera.

El desahogo de Néstor fue en su casa, con su familia, contando la situación desesperante de los emigrantes que huyen de la guerra, con lo que tienen a mano.