Décadas de discriminación federal en materia de vivienda no solo deprimieron el valor de las viviendas, redujeron las oportunidades laborales y estimularon la pobreza en comunidades consideradas indeseables debido a su raza sino que hoy más de 45 millones de estadounidenses respiran aire más sucio hoy, según un estudio histórico publicado el 9 de marzo.

La Línea Roja (redlining)

La Corporación Federal de Préstamos para Propietarios de Viviendas (HOLC, por sus siglas en inglés) marcó áreas en los Estados Unidos como no apropiadas para otorgar préstamos debido a una "infiltración de población nacida en el extranjero, negra o de grado inferior" (SIC), y las sombreó en rojo a partir de la década de 1930. De allí la expresión “redlining”, que quedó indeleblemente establecida en los mapas oficiales.

Mapa de Los Ángeles dibujado por la Home Owners Loan Corporation a fines de la década de 1930 mostrando las "áreas rojas". Imagen: HOLC
Mapa de Los Ángeles dibujado por la Home Owners Loan Corporation a fines de la década de 1930 mostrando las "áreas rojas". Imagen: HOLC

Esta práctica a su vez dificultó que los compradores de viviendas obtuvieran hipotecas y desfavoreció el desarrollo inmobiliario de estas zonas, al desalentar el desarrollo de servicios; la corporación otorgó calificaciones "A" para áreas definitivamente pobladas por personas “blancas” y "D" para áreas en gran parte no blancas y se aconsejó a los prestamistas que las evitaran.

A lo largo de la historia de la Línea Roja, los funcionarios locales de zonificación trabajaron con las empresas para ubicar operaciones contaminantes, como plantas industriales, carreteras principales y puertos de embarque, dentro y alrededor de los vecindarios que el gobierno federal marginó.

La práctica fue prohibida hace más de medio siglo, pero continúa afectando a las personas que viven en vecindarios que los funcionarios hipotecarios del gobierno evitaron durante 30 años porque en ellos vivían personas de color e inmigrantes.

Una investigación histórica

Un trabajo publicado la semana pasada en la revista Environmental Science and Technology Letters después de más de dos años de estudios, encontró que, en comparación con los blancos, los afroamericanos y los latinoamericanos viven con más smog y partículas finas de automóviles, camiones, autobuses, plantas de carbón y otras fuentes industriales cercanas en áreas de Línea Roja. 
Esos contaminantes inflaman las vías respiratorias humanas, reducen la función pulmonar, provocan ataques de asma y pueden dañar el corazón y provocar accidentes cerebrovasculares.

"Por supuesto, sabíamos de la Línea Roja y sus otros impactos desiguales, pero la contaminación del aire es uno de los problemas de salud ambiental más importantes en los EE. UU.", dijo Joshua Apte, coautor del estudio y profesor asistente en el Escuela de Salud Pública de la Universidad de California en Berkeley.
“Si solo observa la cantidad de personas que mueren a causa de la contaminación del aire, podría decirse que es el problema de salud ambiental más importante del país”, agregó.

Los investigadores analizaron los datos de calidad del aire en 202 ciudades donde las comunidades fueron sometidas a la práctica de Línea Roja y encontraron una disparidad constante en el nivel de dióxido de nitrógeno, que forma smog, y contaminación con PM 2.5, las pequeñas partículas de menos de 2,5 micras de diámetro que pueden incrustarse en los pulmones y las arterias de las personas.

La gráfica permite ver claramente como las áreas de Linea Roja sufren peor calidad de aire. Imagen: Investigación citada
La gráfica permite ver claramente como las áreas de Linea Roja sufren peor calidad de aire. Imagen: Investigación citada

Los niveles de contaminación por dióxido de nitrógeno en 2010 tendieron a ser peores en las áreas con calificación C o D que en las áreas con calificación A o B en los mapas de hipotecas del gobierno que datan de la década de 1930.

De hecho, los niveles de contaminación con dióxido de nitrógeno, fueron más altos en el 80 por ciento de las comunidades que recibieron calificaciones D y más bajos en el 84 por ciento de las comunidades que recibieron calificaciones A. Esa tendencia se mantuvo independientemente de si se trata de ciudades gigantescas como Los Ángeles o Chicago, o de las más pequeñas como Macon, Georgia o Albany.

Un problema sistémico

Haley Lane, estudiante de posgrado en el departamento de ingeniería civil y ambiental de UC-Berkeley y autora principal del estudio, dijo que el equipo se embarcó en la investigación para demostrar que una práctica "generalizada, respaldada por el gobierno federal y bien documentada" como la Línea Roja estaba indeleblemente vinculada a la contaminación del aire en nuestros días. 

“Estos mapas nos permitieron analizar las condiciones en ciudades de todo el país, y la consistencia que encontramos nos muestra cuántos de los problemas de contaminación que tenemos hoy están vinculados a patrones que estaban presentes en las ciudades hace más de 80 años”, dijo Lane.
Si bien la calidad del aire ha mejorado en los Estados Unidos en general, varios estudios recientes, incluido el publicado el miércoles, muestran que especialmente las personas afroamericanas y latinas, todavía se ven afectadas de manera desproporcionada por la contaminación.

Una gran cantidad de investigaciones ya ha demostrado que las comunidades marcadas en rojo experimentan otros desafíos ambientales, incluido el excesivo calor urbano, la escasa cobertura de árboles y la falta de espacios verdes. El nuevo análisis, según los autores, es el primer vistazo a nivel nacional de cómo la Líneas Roja condujo a disparidades dentro de diferentes ciudades.

El hallazgo sugiere que la Línea Roja se sumó a las desigualdades que se desarrollaron a partir de una discriminación racial de larga data, dijo Lane. “La segregación racista siempre fue esencial para la línea roja, pero hay una larga historia y una amplia gama de factores que contribuyen a las disparidades que vemos hoy. No podemos señalar ninguna decisión o programa único que haya provocado las condiciones actuales porque el problema es sistémico”.