El presidente de la República de Mali, Ibrahim Boubacar Keita, anunció este martes su renuncia en un mensaje transmitido en la televisión estatal, horas después de que él y el primer ministro fueran detenidos por soldados amotinados que abrieron fuego a las afueras de su residencia.

Los hechos ocurrieron después de varios meses de manifestaciones para exigir que Keita dejara el poder tres años antes del final de su mandato. En su mensaje transmitido en la cadena ORTM justo antes de la medianoche, un angustiado Keita -con mascarilla debido a la pandemia de covid-19- dijo que su renuncia era de efecto inmediato. El zócalo de pantalla lo presentaba como "presidente saliente".

"No quiero que se derrame sangre para mantenerme en el poder", dijo Keita. "He decidido dejar el cargo". También anunció la disolución de su gobierno y de la Asamblea Nacional, lo que sin duda contribuirá a la agitación del país. Keita, quien fue elegido democráticamente en 2013 y reelegido cinco años después, no tuvo más opciones luego que, horas antes, soldados amotinados tomaron armas de un arsenal ubicado en la ciudad de Kati y marcharon hacia la capital, Bamako.

No hubo comentario inmediato de las tropas, que procedían de las mismas barracas militares en Kati, lugar en el que se originó otro golpe de Estado hace más de ocho años. La convulsión política estalló meses después de unas disputadas elecciones legislativas, pero el apoyo a Keita también disminuyó en medio de críticas al manejo de su gobierno a la insurgencia islámica que ha agobiado a un país que en algún momento fue elogiado como modelo de democracia en la región.

Breve reseña histórica
El actual territorio maliense fue sede de los tres imperios de África Occidental que controlaban el comercio transahariano: el Imperio de Ghana, el Imperio de Malí (del cual Malí toma su nombre) y el Imperio Songhay. A fines del siglo XIX, Malí cayó bajo el control de Francia, pasando a formar parte del Sudán francés.

En 1959 consiguió su independencia junto con Senegal, convirtiéndose así en la Federación Malí, la cual se desintegraría un año después. Tras un tiempo en el que solo existía un partido político, un golpe de Estado en 1991 llevó a la redacción de una nueva constitución y al establecimiento de Malí como una nación democrática con un sistema pluripartidista. 

En la actualidad, alrededor de la mitad de la población vive debajo del umbral de la pobreza internacional, establecido en 1,25 dólares por día.