Ante el grave escenario debido a la rápida escalada de casos y fallecimientos por Covid-19, la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, anunció este lunes que hasta el 31 de enero, la nación británica ingresará a un confinamiento total con el objetivo de controlar el aumento de contagios atribuidos a la nueva variante del coronavirus.

La medida comprende el cierre de las escuelas para la mayoría de los alumnos hasta inicios del mes de febrero, y el requisito legal y obligatorio será permanecer en los hogares, excepto para fines esenciales.

Decidimos "introducir a partir de medianoche, durante todo el mes de enero, un requisito legal de permanecer en casa, excepto para fines esenciales similar al confinamiento del pasado marzo", dijo Sturgeon ante el Parlamento autónomo de Escocia.

La situación actual del pueblo escocés es aún más grave que la registrada en marzo de 2020 aseguró Sturgeon, quien además agregó que se prohíben los viajes no esenciales y posteriormente, a mitad del mes corriente se revisarán las restricciones.

Según autoridades escocesas la nueva cepa del virus registrada en Reino Unido, que según expertos es un 40 a un 70 porciento más contagiosa, ya representa casi la mitad de los nuevos casos en Escocia.

Sturgeon ha asegurado que en las últimas 24 horas se han detectado 1.995 casos y que alrededor del 15% de los testeos han arrojado positivo.

La líder política admitió que más de 100 mil personas ya recibieron la primera dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech en Escocia, y que desde este lunes otras empezaron a recibir la de AstraZeneca/Oxford.

Hasta fines de enero, el Gobierno escocés espera tener 900.000 dosis de vacunas y "esperamos que ese número se incremente", señaló.

Más de 2,5 millones de personas recibirán la vacuna de AstraZeneca o Pfizer para fines de la primavera boreal, en junio próximo, expresó Sturgeon.