Estados Unidos se encaminaba a convertirse este martes en el primer país con más de 200 mil muertos por coronavirus, una marca simbólica que lo consolida como el más afectado del mundo y complica las chances de reelección del presidente Donald Trump en noviembre.

El país acumulaba este martes antes del mediodía 199.911 muertes por el nuevo virus, según la base de datos de la Universidad Johns Hopkins, una cifra de decesos impensada hace siete meses, cuando registró su primer fallecimiento, a fines de febrero.

También es la nación con más casos del mundo, más de 6,8 millones, según la universidad de Estados Unidos.

Sin embargo, la tasa de mortalidad por la pandemia en el país es de 60 decesos por cada 100 mil habitantes, por debajo de otras naciones como Reino Unido, Ecuador, España y Brasil. Además, Estados Unidos ha mostrado una mejoría en la progresión de la mortalidad.

En números acumulados, los estados de Nueva York (33 mil muertes), Nueva Jersey (16 mil muertes) y Texas y California (ambos con 15 mil fallecidos) siguen siendo algunas de las regiones más afectadas del planeta por la pandemia.

Desde que registró su primer caso, en enero pasado, hasta fines de septiembre, Estados Unidos alcanzó un número de víctimas que en marzo, cuando comenzaron a tomarse las primeras medidas de contención, parecía imposible.

Estados Unidos atravesó dos olas: la primera afectó sobre todo a la costa este, con Nueva York como epicentro, con unos 25 mil nuevos casos diarios entre abril y mayo y 2 mil muertos en un solo día. La segunda se concentró en estados en el sur del país, con unos 60 mil contagiados diarios en julio y más de mil fallecidos.

Los contagios volvieron a reducirse en agosto tras imponer nuevas medidas de contención, cierre de negocios y zonas de ocio y sobre todo después de que los republicanos abrazaran el uso de las mascarilla como principal medida de prevención.

Con la reapertura de los colegios en septiembre, los datos muestran un aumento de los casos, pero con las muertes contenidas en una media diaria de 200 personas, en parte por la mejora de los tratamientos y la menor edad de los infectados.

En un comienzo, el presidente Trump restó importancia al nuevo coronavirus al asegurar que no era más peligroso que una gripe. Pero progresivamente revisó al alza sus proyecciones de fallecimientos y dejó de negar la importancia de llevar máscara y mantener la distancia social.

El coronavirus y la campaña presidencial

En la recta final de la campaña para los comicios presidenciales del 3 de noviembre, Trump relegó la pandemia a un segundo plano y solo la menciona para afirmar que Estados Unidos pronto tendrá una vacuna disponible y a fin de año empezará a distribuirla entre la población.

"Afecta a los mayores con problemas (...) En algunos estados, nadie joven (muere). No afecta virtualmente a nadie", aseguró el mandatario en la noche del lunes en un acto en Ohio, informó la agencia de noticias EFE.

No obstante, los expertos, entre ellos los del Centro de Control de Enfermedades (CDC, en inglés), consideran que en el mejor de los casos la vacuna estaría disponible para la población en la primavera de 2021.

Los demócratas no esperaron a superar los 200 mil fallecidos, lo que probablemente sucederá en el trascurso del día, para usar la cifra para criticar a la gestión de Trump esta semana.

El candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden, aseguró el lunes que "cuando el virus llegó el presidente Trump no pensaba en usted, estaba pensando en su reelección. Es como Trump mira al mundo: siempre es sobre él, nunca sobre nosotros. Se merecen un presidente que los ponga a ustedes por delante".

Fuente: Télam