La planta nuclear de Fukushima, que fue azotada por un tsunami hace ocho años y medio, no puede acumular más agua.

En ese sentido, en las últimas horas el ministro de medioambiente de Japón, Yoshiaki Harada, anticipó que un millón de toneladas de litros deberán ser arrojados al océano Pacífico.

Una de las firmas operadoras del devastado lugar, Tokyo Electric Power (Tepco), acumuló esas grandes cantidades durante estos períodos, de manera subterránea, aunque no sin inconvenientes.

Es que el agua es necesaria para evitar que los tres núcleos de los reactores dañados se derritan, y allí se contamina.
Desde un comité que estudia el desmantelamiento de Fukushima Daiichi remarcaron que podría tomar más de 15 años terminar de descargar el agua tratada después de que se haya diluido para reducir las sustancias radiactivas a niveles que cumplan con las normas de seguridad de la planta.

Pescadores del sector plantearon rápidamente su oposición, de por sí golpeados desde el hecho, ocurrido a principios de 2011.