Mientras que el coronavirus ha hecho disparar la mortalidad en medio mundo, en Noruega los registros muestran exactamente lo contrario: durante el primer semestre del año se ha registrado el menor número de fallecidos de las últimas dos décadas.

De las estadísticas se deduce que la exitosa gestión en Noruega no ha supuesto solo una cifra muy limitada de muertos por Covid-19 (254 en total, en un país de 5,4 millones de habitantes), sino también un control de otras enfermedades infecciosas. “Todo quedó parado, incluyendo los virus”, asegura Erik Lande, consejero delegado de la funeraria familiar Landes Begravelsesbyrå, en el sur del país, una entre la media docena que ha acudido al paquete de ayudas públicas para compensar la caída de la facturación. Algunas alegan pérdidas debido a que se han cancelado ceremonias, otras hacen referencia a una caída significativa de los fallecidos. “Personas que de forma natural habrían muerto de gripe no contrajeron la enfermedad. Hemos tenido una disminución del 45% en las muertes”, explica Lande al diario económico E24 .

El país registra el menor número de fallecidos de los últimos 20 años por las medidas contra el virus y las funerarias han tenido que recurrir a las ayudas públicas para empresas ante la caída de la facturación

En la misma línea, Frank Haukeland, director general de una funeraria de Grimstad, municipio de 23.000 habitantes también en el sur del país, afirma que su facturación ha caído entre un 60% y un 80%, y asegura que han muerto menos ancianos de lo habitual. Lo atribuye a que, tras el brote de coronavirus, los ciudadanos son más conscientes de cómo protegerse de las infecciones. El aislamiento de los ancianos y las medidas de distanciamiento social han contribuido a que la mortalidad total en el país haya disminuido a mínimos históricos. En mayo se registró un 6% menos de fallecidos que el año anterior, y en junio, un 13%, según la agencia noruega de estadística.

“Tuvimos un buen enero y relativamente un buen febrero, pero en marzo, de repente, todo se paralizó”, añade Odd Øie, de una funeraria de Ålesund, cuyas pérdidas han sido de alrededor del 30% en comparación con el primer semestre del año pasado. Sin embargo, prevé un aumento de la actividad pasado el verano: “Lo que tememos es que haya más muertes en otoño”.

En la capital, Oslo, la funeraria Verd Begravelse también ha necesitado apoyo del Gobierno, pero a diferencia de las empresas del sur y oeste del país, no se ha debido a un descenso de las muertes, sino a las medidas de distanciamiento social. “Un funeral sin ceremonia tiene un precio entre un 60% y un 70% inferior, por lo que los ingresos han caído mucho; además, muchas familias han optado por retrasarlo o cancelarlo”, explica Henrik Tvedter, director general.

Noruega destaca como uno de los países europeos que más airoso ha salido de la pandemia, con 47 muertos por millón de habitantes, la mejor cifra entre los escandinavos, frente a los 105 de Dinamarca (610 muertos en total) y los 552 de Suecia (5.600), que sigue en la parte alta del ranking mundial de muertos per cápita.

Fuente: La Vanguardia.