Se estima que en el mundo hoy habitan, como mascotas, unos 564 millones de gatos y unos 256 millones de perros, es decir, hay más de una de estas mascotas cada 10 habitantes del planeta.

Imposible no asumir que ellas también representan, con sus deshechos, con su respiración, con sus alimentos, un aporte significativo al problema de la contaminación mundial y el calentamiento global. Claro, no tanto como un ser humano promedio por que los gatos pesan unos 4 kilos cada uno y los perros, más variables en tamaño, pueden pesar desde menos de 5 kilos hasta más de 80.

Por eso no sorprende que muchas de las personas preocupadas por la sostenibilidad del planeta estén poniendo en práctica soluciones que impliquen a sus mascotas aunque, claro, ¡lo más sostenible sería no tenerlas!. Al menos en Europa, alimentar mascotas con insectos es la última opción de estilo de vida para ayudar a abordar el colapso climático.
O eso es lo que surge de un interesante artículo que The Guardian publicó en su sección cuidado del ambiente.

La idea no puede sorprender, porque ya se señaló como tendencia que un competidor serio del veganismo puede ser el “insectismo”, proyectando la incorporación de insectos como dieta humana del futuro.  Y siempre es oportuno recordar que, aunque esté lejos de las preferencias en estas tierras, unas 2 mil millones de personas tienen ya incorporado a sus consumos habituales diferentes clases de bichos y bichitos (por establecer una categoría tan amplia que evite cualquier error taxonómico).

Los dueños de mascotas con conciencia ambiental parecen estar optando por alimentar a sus animales con comidas hechas de grillos, gusanos de la harina y moscas soldado negras en un intento por frenar las enormes emisiones de carbono producidas por la cría de ganado para dietas tradicionales basadas en carne.
Los expertos dicen que las mascotas pueden ser alimentadas con insectos ya que son ricas en proteínas y que las especies cultivadas también pueden contener niveles altos de grasas, aceites, minerales y vitaminas. 

El dato significativo es que criar insectos comercialmente implica, al menos en investigaciones preliminares, menos emisiones de gases de efecto invernadero, menor consumo de agua y menor uso de la tierra que con cualquier otra especie animal.

Criar insectos requiere mucho menos agua y superficie que cualquier otra clase de ganado. Gráfica: The Guardian en base a datos de Barclays Sustainable & Thematic Investing Report
Criar insectos requiere mucho menos agua y superficie que cualquier otra clase de ganado. Gráfica: The Guardian en base a datos de Barclays Sustainable & Thematic Investing Report

Nicole Paley, subdirectora ejecutiva de la Asociación de Fabricantes de Alimentos para Mascotas, dijo: “Cuando se convierten en un alimento para mascotas nutricionalmente completo, las proteínas de insectos pueden contribuir a productos nutritivos y sabrosos que también pueden ser ambientalmente sostenibles. Los productos a base de insectos ofrecen una alternativa para los propietarios que prefieren alimentar a sus mascotas con una dieta que se obtiene a partir de ingredientes distintos de los animales tradicionales ".

Las previsiones de Rabobank, una multinacional holandesa, estiman que el mercado de alimentos para mascotas a base de insectos podría multiplicarse por 50 para 2030, cuando se prevé la producción de medio millón de toneladas métricas.
Esto se explicaría por la preocupación de los propietarios por la alta huella de carbono asociada con la industria de alimentos para mascotas, que según un estudio de UCLA representa alrededor del 25% del daño ambiental asociado con la industria cárnica, y equivale a 64 millones de toneladas de dióxido de carbono al año: el mismo impacto climático generado por unos 13,6 millones de automóviles.

Por ahora, parece ser que el alimento para mascotas a base de insectos es un alimento “gourmet”: Una bolsa de croquetas secas a base de insectos cuesta en Inglaterra 12 libras por kilo, cuando el kilo de comida seca para gatos hecha con proteínas de pollo cuesta menos de 5.

Solitaire Townsend, cofundador de Futerra, que está trabajando con Mars Petcare para producir Lovebug ("Insecto amado" en una burda traducción), su primera gama de alimentos para gatos a base de insectos, dijo que su investigación de mercado sugiere que casi la mitad (47%) de los dueños de mascotas considerarían alimentar a sus mascotas con alimentos a base de insectos y que el 87% de los encuestados señaló que la sostenibilidad era una consideración importante en la elección de alimentos para mascotas.

Townsend dijo que, como vegetariana por razones climáticas, quería una opción "para mi gato y mi conciencia". Añadió: “A los gatos no les da aprensión comer insectos, pero algunas personas pueden sentirla. Por supuesto, millones de personas en todo el mundo comen insectos con normalidad en su dieta. Quizás en el Reino Unido puede parecer un poco inusual, pero tengo la edad suficiente para recordar cuando el sushi, e incluso la pasta, eran una comida extravagante".

Según la Asociación de Fabricantes de Alimentos para Mascotas, hay siete insectos autorizados por la UE para su uso como ingredientes de alimentos para mascotas. Los insectos cultivados se alimentan de residuos de granos, frutas y subproductos de cultivos vegetales. Aunque la mayoría de las granjas están ubicadas en los trópicos, ahora hay más de 100 establecimientos dedicados a la cría comercial de insectos en Europa.

Esnobismo o preocupación genuina (o un poco de ambas), los insectos llegan para instalarse en la dieta del futuro. Aunque sea con las mascotas.