El 2019 llega con amplios movimientos para Brasil, con la asunción de un nuevo Gobierno, votado hace escasos meses y con una mirada distinta a lo que marca su reciente historia política.

La llegada de Jair Bolsonaro al poder se presenta tras una gestión “de transición", a cargo de Michel Temer y con el impeachment que sacó a Dilma Rousseff y el progresismo del poder.

Esto incluye la encarcelación de Luiz Inácio Lula Da Silva, el candidato de mayor intención de voto. Encarcelado desde abril por un presunto delito en una causa derivada del LavaJato, fue impedido de participar en los comicios.

Bolsonaro asumió con un gran apoyo popular y, paradójicamente, se ve en el Gobierno del militar retirado como una salida buscando el orden perdido, en una país en el que hay un homicidio cada siete horas de promedio.

El mandatario, cuyo acto de asunción se cumplió esta tarde ante un impactante operativo de seguridad, se expresa a favor de la portación de armas en la ciudadanía y una “mano dura" en las calles.

No estuvo presente el presidente argentino Mauricio Macri, quien se encuentra de vacaciones y quien ya anticipó una reunión en la primera quincena de enero.

Mientras que Martín Vizcarra, el mandatario peruano, se encontraba en Brasilia pero decidió retornar después de la destitución de los fiscales de la causa local LavaJato, Rafael Vela y Domingo Pérez.