Un estudio desarrollado por el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, llevó a cabo sondeos de expectativas globales sobre economía, población, mortalidad, fertilidad y migración.

La revista The Lancet, auspiciada por la Fundación Bill y Melinda Gates, publicó las conclusiones del IHME sobre las proyecciones demográficas y de natalidad: para los investigadores el pico de la población mundial se alcanzará en la década de 2060 llegando a los 9.700 millones. A partir de ese momento, la humanidad se irá reduciendo hasta quedarse en los 8.800 en 2100.

En el libro Diez mil millones, de Stephen Emmott, ya se especulaba sobre el crecimiento geométrico de la población y el malestar que esto le causaría a la propia humanidad y al ambiente del planeta: “Hace 50 años, hacia 1960, éramos tres mil millones. En la actualidad, superamos los siete mil millones. En 2050, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos vivirán en un planeta habitado por nueve mil millones de personas. Antes de que acabe el presente siglo, seremos por lo menos diez mil millones”.

Naciones Unidas había hecho su pronóstico con anterioridad: 11.000 millones de personas en 2100, dos mil millones más que lo que propone el nuevo cálculo surgido en la Universidad de Washington

“Nuestros hallazgos sugieren que las tendencias continuas en el nivel educativo femenino y el acceso a la anticoncepción acelerarán la disminución de la fertilidad y el crecimiento demográfico lento”, asegura el estudio.

Sin dudas, este ya es el siglo de la mujer y la clave para estas nuevas proyecciones reside justamente allí: la educación, que será generalizada y más temprana, sumada a la autonomía y el deseo y decisión de las mujeres en relación a la maternidad, según los científicos, es uno de los cambios culturales que frenarían el ascenso continuo de la humanidad.

Otras líneas para llegar a estas nuevas conclusiones son la reducción de la tasa de fertilidad en el África subsahariana y una progresiva reducción de habitantes en Asia y Europa. En estos continentes los adultos mayores representan una proporción importante del conjunto social y los grupos familiares son reducidos y en muchas existencias la soledad impera: en Gran Bretaña, ante el dato de que 9 millones de personas se sienten solas, el gobierno creó el Ministerio de la Soledad

“Una disminución de la población mundial total en la segunda mitad del siglo es una buena noticia para el medio ambiente mundial: significaría menos emisión de carbono, menos estrés para los sistemas alimentarios mundiales”, asegura el artículo.

En todas las variables, este nuevo estudio estima hacia abajo las proyecciones ya hechas por ONU. Por ejemplo, según el organismo internacional, España llegará a finales del siglo actual con 33 millones de habitantes en su territorio. Para IHME al inicio de 2100 vivirán en suelo español 23 millones de personas. En la actualidad hay 46 millones, una población similar a la argentina.

En el caso de China su objetivo oficial de reducción de natalidad se verá finalmente logrado a finales de siglo: pasará de 1.400 a 732 millones, todo un dato para especular sobre la influencia y predominio chino en esta etapa de capitalismo avanzado y, especialmente, para ver cómo continuará la disputa por el liderazgo mundial y el peso que el aparato militar tendrá en ello.

África. Aunque las cifras de crecimiento poblacional son más bajas que las pronosticadas por ONU, este estudio sostiene que el continente triplicará su población hacia 2100. Nigeria se convertirá en el próximo siglo en una potencia global con casi 800 millones de habitantes, solo por detrás de India (1.000 millones). En el top ten de países más habitados al final del siglo habrá cinco africanos: junto a la potencia petrolera, R.D. Congo, Etiopía, Egipto y Tanzania.

Los autores reconocen un margen de error considerable, teniendo en cuenta que pronosticar cualquier cuestión en términos planetarios y con un horizonte a 100 años representa una complejidad sin límites: la actual pandemia y los efectos de ella sobre los intercambios y las culturas son de una escala tan grande que nadie hubiera previsto. A su favor, los investigadores aducen contar con mayor cantidad de datos socio-demográficos y añadieron en las contemplaciones la probabilidad de conflictos, desastres naturales, crecimiento económico y nuevas crisis sanitarias.

Fuente Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME)