Apenas bajó del avión que el Gobierno mexicano le envió a Bolivia, Evo Morales dijo: “Me salvaron la vida”.

La conferencia de prensa de este martes del Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, expresó con contundencia la postura del país, de una tradición de ofrecer asilo que se ve renovada en la gestión de Andrés Manuel López Obrador.

Ya en 1853, firmó un tratado conjunto con Colombia para no extraditar a dirigentes por delitos políticos, pero en 2019 un total de 62.300 ciudadanos de todo el mundo solicitaron permiso para asentarse en las tierras.

La política de “no intervención” en cuestiones internacionales lo lleva a renovadas críticas por sostener distancia con la situación venezolana, o así mismo por cobijar a Morales, acusado de un fraude que no pudo confirmar la auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA), más allá de “irregularidades” en 73 actas.

El siglo pasado, el exilio de los republicanos españoles derivó en la llegada de ciudadanos sobre fines de la década de 1930, apertura de puertas mediante, y sin reconocer como Gobierno a la dictadura de Francisco Franco.

A su vez, México fue uno de los espacios en los que Fidel Castro planeó la revolución cubana.

Fue asilado en 1955 allí, donde llegó un par de años después de un frustrado asalto a la Moncada. Se sabe que, poco después, logró derrocar al general Fulgencio Batista.

Las dictaduras cívico-militares por las que atravesaron países sudamericanos (desde Argentina, pasando por Brasil, Uruguay y Chile) también encontraron en tierras mexicanas un lugar donde ser bienvenidos.

Militantes políticos, artistas y ciudadanos en general fueron recibidos a partir de 1970.

Los mismos episodios ocurrieron con familiares y víctimas de la guerra civil centroamericana, en décadas posteriores, en El Salvador y Guatemala.

A la hora de personalidades, una de las historias conocidas es la de León Trotsky, con el condimento de un amor por la artista Frida Kahlo.

Héctor Cámpora también pisó esas tierras en la misma condición, al igual que la noble guatemalteca Rigoberta Menchú (presente en las protestas de Chile en los últimos días y el director de cine español Luis Buñuel.

México atraviesa una situación que le permite revalidar su “diplomacia legalista", apegada al derecho internacional, pero también a la noción de no intervención en política interna del resto de los países.

“Lo socorrimos para salvarle la vida”, adujo Ebrard, quien no descartó la posibilidad de que Evo Morales pueda pedir refugio, y se evaluaría en tal caso.

Aún es recordado el avión mexicano que atravesó el continente para brindar asilo a la viuda de Salvador Allende.

El último caso de relevancia es el de Ricardo Patiño, el Canciller ecuatoriano de la gestión de Rafael Correa.

A su vez, desde fines de 1990, la Casa de Refugio Citlaltépet, en Ciudad de México, oficia como lugar de acogimiento de artistas. La capital se declaró como “ciudad refugio de escritores perseguidos”.

"Me salvaron la vida": Evo Morales aterriza en México