Casi cinco millones de personas serán confinadas en Melbourne, la segunda ciudad más grande de Australia. Los 4,9 millones de habitantes de la zona verán limitados sus movimientos tras un brote de la covid-19 durante al menos seis semanas. La aplicación del confinamiento empieza desde la medianoche de hoy martes.

El premier del Gobierno del Estado australiano de Victoria, Daniel Andrews, cuya capital es Melbourne, anunció la medida con el objetivo de controlar la expansión de los nuevos contagios, que este martes registró en la zona 191 nuevos casos. La mayoría se deben a contagios locales, pero hay al menos 37 vinculados a focos desconocidos.

Victoria, que afronta desde hace más de dos semanas una crisis por este rebrote de la covid-19, registra más de 2.800 infectados de los más de 8.500 que tiene hasta ahora Australia, cifra que incluye a 22 de los 106 fallecidos en el país desde el inicio de la pandemia. Hay al menos 772 casos activos en el Estado australiano, que parecía tener bajo control el brote, estabilizado en torno a los 7000 contagios.

Los habitantes de Melbourne vuelven a la fase 3 de la escala de restricciones establecida en Australia. Durante al menos seis semanas, solo podrán salir de casa para trabajar o estudiar, si es que no pueden hacerlo desde el domicilio; comprar productos esenciales; cuidados o por motivos médicos; y practicar ejercicio, siempre y cuando no se abandone la zona confinada. No se permite visitar casas ajenas ni que se reúnan más de dos personas en el exterior. Cafeterías, bares y restaurantes permanecen abiertos, pero solo para servicios a domicilio.

Andrews, cuyo Gobierno ya impuso medidas drásticas durante la parte más dura de la pandemia en Australia, también anunció el reconfinamiento del municipio de Mitchell, situado a 77 kilómetros de Melbourne, por el alto número de positivos en esa área rural. El político recalcó que los habitantes de Victoria deben “ser realistas acerca de las circunstancias que afrontamos. Tenemos que ser claros entre nosotros, esto no ha terminado. Pretender que ha pasado porque así lo queremos no es la respuesta. Eso es parte del problema”.

Las autoridades anunciaron la víspera el cierre de las fronteras entre los Estados australianos de Victoria y Nueva Gales del Sur, los más poblados y principales motores económicos del país, una situación inédita en los últimos cien años que entrará en vigor esta medianoche. La vigilancia de la frontera con el Estado de Nueva Gales del Sur, que se extiende a lo largo de 4.635 kilómetros, estará a cargo de unos 650 agentes de la policía, con la asistencia de un centenar de soldados.

Las autoridades australianas además han desplegado a otros 260 militares para ayudar con las tareas de logística y las pruebas para detectar la covid-19 en Victoria, cuya economía representa un 23% del PIB australiano. Las autoridades del Estado tienen previsto continuar con su programa de pruebas masivas para detectar la covid-19, especialmente en nueve edificios de viviendas públicas en Melbourne, donde unas 3.000 personas están sometidas desde el sábado pasado a un confinamiento mucho más estricto que las 12 áreas aisladas en esta ciudad por el rebrote.
“La estrategia es completar las pruebas lo más pronto posible. Una vez completadas, estos nueve edificios podrán tener las mismas restricciones que el resto de Melbourne”, indicó Andrews.