La empresa danesa Vestas y la hispano-alemana Siemens-Gamesa son las mayores fabricantes de aerogeneradores del mundo. Sería entonces razonable preguntarse ¿qué tiene que ver la deforestación del balso (Ochroma pyramidale) en la selva amazónica ecuatoriana con la generación de energía eólica en Europa?.

Al menos eso es lo que se pregunta Francesc Badia I Dalmases en una completa reseña sobre el tema publicada por El País de España.

Estas dos actividades, aparentemente tan alejadas, tienen un vínculo perverso: la fiebre por las energías renovables disparó la demanda mundial de la madera de este árbol amazónico, un recurso natural que se utiliza en Europa y China como componente en la construcción de las gigantes aspas de los aerogeneradores.

Los fabricantes europeos consumen balsa que se procesa y transporta a más de 10.000 kilómetros de distancia, como es el caso de la que llega desde el Ecuador hasta la fábrica de Ria Blades de Vago, en Portugal, propiedad de Siemens-Gamesa.

Una sóla pala de las hélices puede llevar hasta 150 metros cúbicos de madera en sus más de 100 metros de largo, o sea, varias toneladas, según cálculos del National Renewable Energy Laboratory de Estados Unidos.

"Ecuador, que es el principal exportador del mundo, con un 75% del mercado global, cuenta con varias grandes empresas como Plantabal S.A. en Guayaquil, que dedica hasta 10.000 hectáreas al cultivo de balsa para comerciar en el exterior. Pero con el auge de la demanda a partir de 2018, esta y otras grandes compañías que compran a proveedores independientes, tuvieron muchas dificultades en hacer frente a los pedidos internacionales" reseña el mencionado artículo.

El resultado: desde entonces se han multiplicado los balseros irregulares e ilegales que empezaron a cortar la balsa virgen que crece en zonas de bosques vírgenes. El impacto de esta explotación es muy fuerte, como también lo son la minería y la extracción de petróleo, y lo fue en su momento la fiebre del caucho, uno de los tristes capítulos de "las Venas Abiertas de América Latina" del enorme Eduardo Galeano.

Francesc Badia retrata con crudeza el doble discruso y el cinismo europeos: "Simultáneamente, a miles de kilómetros de distancia, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentaba en Bruselas el ambicioso Pacto Verde Europeo que propone, entre otras cosas, frenar y revertir el cambio climático impulsando la transición energética".

Dramático resulta que Von der Leyen haya presentado el plan diciendo: “El Pacto Verde lleva aparejadas grandes necesidades de inversión, que convertiremos en oportunidades. El plan que presentamos hoy para movilizar como mínimo un billón de euros indicará el camino a seguir y propiciará una oleada de inversiones ecológicas”.

Paradojas de la crisis ambiental: lo que es “ecológico” en el extremo rico del planeta, puede resultar una catástrofe ambiental y humana en los rincones pobres.

Lo que debería ser

Lo que piden los defensores de la Amazonía es que la industria de los aerogeneradores implante estrictas medidas para determinar el origen de la madera para asegurar el origen renovable de la madera empleada y evitar que la presión del mercado lleve a la deforestación. 

El incremento del precio por la demanda elevada y la oferta insuficiente favorece que la industria busque materiales alternativos. Según The Economist, el costo se duplicó desde mediados de 2019 a mediados del 2020. En 2019, Ecuador exportó una cantidad por valor de casi 230 millones de dólares, un 30% más que el récord anterior, de 2015. En los primeros 11 meses de 2020, se habían exportado más de 700 millones de dólares según el mencionado artículo.

Se hace patente la necesidad de desarrollar alternativas confiables antes que los daños sean irrevesibles.

Allí aparece la siguiente ironía: el PET espuma, material de baja densidad generada a partir del reciclado de botellas, es un sustituto y entrevistado para el reporte mencionado Paul Dansereau, ingeniero de materiales de la empresa danesa LM WindPower, explica que sus aspas lo incorporan desde 2017. “Hoy en día usamos la espuma de PET en palas de más de 80 metros”, dice, y el 60% de este material, además, es reciclado.

Pero los precios del mercado siguen impulsando la extracción de recursos de un modo insostenible.