Primero los encontraron en regiones insospechadas: desde las Montañas Rocallosas hasta la Antártida.

No mucho después supimos que llueven en las ciudades o que con cada ciclo de lavado un lavarropas arroja el equivalente a una botella si se suman todas las pequeñas partículas que se desprenden de los textiles.

De a poco se construyó la evidencia sobre su presencia en nuestra sangre o en la profundidad de los pulmones.

Y, aunque se sabe que los bebés nacen contaminados por las finas partículas de carbón que respiran sus madres, no estaba claro que fueran ellas, con su leche, las que suministraran la primera vía de ingreso a la anatomía de sus bebés de los conspicuos microplásticos.

Es cierto, ya estaba descripta la presencia de las pequeñas partículas en las placentas, pero ahora  lo confirmaron: por primera vez se han detectado microplásticos en la leche materna humana. Ya se sabe que se trata de una etapa crítica para el desarrollo posterior: fetos y bebés son especialmente vulnerables a los contaminantes químicos.

Como ya existe evidencia de los efectos tóxicos de los microplásticos en líneas celulares humanas, animales de laboratorio y fauna marina, los investigadores están muy preocupados por los posibles impactos en la salud de los bebés.

Es que, por fuera de toda esta evidencia indirecta, aún se desconoce el impacto en los seres humanos vivos y por eso los científicos dijeron que se necesita más investigación con urgencia. Claro, recalcaron que amamantar seguía siendo la mejor manera de alimentar a un bebé.

El estudio

Las muestras de leche materna se tomaron de 34 madres sanas, una semana después de dar a luz en Roma. Se detectaron microplásticos en 26, es decir en el 75% de las muestras.

La investigación encontró microplásticos polietileno, PVC y polipropileno, todos plásticos habituales en los envases. Los investigadores no pudieron analizar partículas de menos de 2 micras y es probable que estén presentes partículas de plástico más pequeñas. Las muestras de leche materna fueron recolectadas, almacenadas y analizadas sin el uso de plásticos y también se procesaron muestras de control para descartar contaminación.

Los científicos fracasaron cuando quisieron encontrar alguna correlación entre la presencia de los microplásticos en la leche y el consumo de las madres de alimentos y bebidas en envases de plástico y de pescados y mariscos, así como el uso de productos de higiene personal que contienen plástico.

Es cierto que la muestra era “pequeña” pero por el momento esto sugiere que la presencia generalizada de microplásticos en el medio ambiente "hace que la exposición humana sea inevitable", según afirma los investigadores es sus conclusiones.

La Dra. Valentina Notarstefano, de la Università Politecnica delle Marche, en Ancona, Italia, una de las autoras del trabajo dijo a The Guardian: “Será crucial evaluar formas de reducir la exposición a estos contaminantes durante el embarazo y la lactancia. Los estudios como el nuestro no deben reducir la lactancia materna de los niños, sino aumentar la conciencia pública para presionar a los políticos para que promuevan leyes que reduzcan la contaminación”.