Luiz Inácio Lula da Silva mantiene su intención de voto en un rango cercano al 46 por ciento, según los últimos sondeos. Jair Bolsonaro mantiene un 31 por ciento de intención de voto para las elecciones generales del próximo 2 de octubre. La encuesta la confeccionó Ipec para Globo y fue publicada este lunes 12 de septiembre. 

Lula creció dos puntos respecto a la anterior encuesta (5 de septiembre). En tercer lugar, se ubica Ciro Gomes, que pasa del 8 por ciento al 7 por ciento de intención de voto.

En una virtual segunda vuelta, Lula ganaría cómodo con un 53 por ciento ante el 36 por ciento que lograría Bolsonaro. Éste y otros sondeos no son determinantes sobre si el Partido de los Trabajadores está en condiciones de ganar en primera vuelta. 

Siguiendo la muestra de Ipec, si se toman en cuenta los votos válidos (el resultado que excluyen votos en blanco y nulos) Lula aparece con el 51 por ciento de intención de voto en primera ronda, lo que lo consagraría el 2 de octubre. Pero la diferencia de un punto entra en el margen de error de la encuesta y ningún otro sondeo es categórico al respecto. 

Encuentro con cooperativas en São Paulo. "Vamos a fortalecer la economía de Brasil", dijo el candidato por el PT. Foto de Ricardo Stuckert.
Encuentro con cooperativas en São Paulo. "Vamos a fortalecer la economía de Brasil", dijo el candidato por el PT. Foto de Ricardo Stuckert.

Lula es favorito en el nordeste y en familias con un ingreso de salario mínimo. El exmetalúrgico obtiene mejores resultados entre la población con menos instrucción, la población católica y la población negra.

Bolsonaro logra buenos números entre los evangélicos, los que viven en la región sur y centro-oeste del país, las capas medias y urbanas, entre los hombres y entre los que tienen educación secundaria.

Esta semana también se hizo público el apoyo a Lula por parte de la excandidata presidencial Marina Silva. Silva, una de las ambientalistas más reconocidas del Brasil, ministra de Medioambiente entre 2003 y 2008 y tres veces candidata a presidenta, anunció su respaldo político a PT.

"El objetivo es vencer la semilla maléfica del bolsonarismo", dijo Silva. El acercamiento se produce gracias al quiebre institucional y simbólico que significa una figura como la de Bolsonaro: desde los partidos verdes consideran al actual mandatario como una "amenaza a la democracia".

“Nuestro reencuentro se da frente a un escenario grave de la vida política. Tenemos la amenaza de las amenazas: una amenaza a nuestra democracia”, dijo Marina Silva al anunciar su decidido apoyo a Lula da Silva.

Lula se comprometió a incluir las propuestas medioambientales presentadas por Silva, entre las que se encuentra la creación de una autoridad nacional de seguridad climática, la actualización del plan de combate a la deforestación y la implementación del mercado de carbono en Brasil. Una alianza simbólica, que contempla un límite para la violencia y el desafío que Bolsonaro plantea a las instituciones de la democracia, pero también la unión entre Marina Silva y Lula es un acercamiento programático. 

Un dato no desdeñable, cuando falta poco para la primera vuelta: Silva podría aproximar a Lula al electorado evangélico, una de las bases electorales de la derecha encarnada hoy en Brasil por el exmilitar Bolsonaro. Silva siempre se presenta públicamente con una Biblia y puede con su imagen llegar a las mujeres evangélicas que no necesariamente simpatizan con el actual presidente.