México fue el país más mortífero del mundo para los medios en 2020, y representó casi un tercio de los periodistas asesinados este año, según el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), que investiga los ataques contra la prensa a nivel mundial.

Nueve periodistas fueron asesinados en México en 2020, lo que elevó el número de muertos a al menos 120 desde 2000. El mes pasado, tres periodistas fueron asesinados a tiros en apenas 10 días.

El recuento de muertes de este año significa que los periodistas mexicanos ahora tienen más probabilidades de ser asesinados que los que cubren guerras, la primera vez que el país ocupa este ranking sin gloria desde que el CPJ comenzó a rastrear la violencia contra los medios en 1992.

“México está sufriendo una crisis multifacética en materia de libertad de prensa. La situación ha ido empeorando constantemente en los últimos años, culminando con el pésimo estado del país como el más mortífero del mundo para reporteros y reporteras en 2020. La crisis proviene principalmente de la impunidad”, dijo Jan-Albert Hootsen, representante del CPJ en México. En general, al menos el 90% de los asesinatos de periodistas siguen sin resolverse.

México ha sido durante mucho tiempo el lugar más peligroso para los periodistas fuera de una zona de guerra oficial, y los que investigan el nexo entre el crimen organizado y los funcionarios corruptos son los objetivos más frecuentes.

Los activistas por la libertad de prensa esperaban que la terrible situación mejorara después de la elección del presidente Andrés Manuel López Obrador en 2018, quien se comprometió a abordar la violencia contra los periodistas y poner fin a la impunidad de los perpetradores.
Lejos de eso, el gobierno ha debilitado la protección de los periodistas amenazados y recortado fondos para las investigaciones. Dos de los periodistas asesinados este año se encontraban bajo protección federal luego de haber denunciado amenazas de muerte vinculadas a su trabajo. En ambos casos, sus guardaespaldas asignados también murieron en los ataques.

A principios de este mes, 25 organizaciones internacionales de medios de comunicación, publicaron una serie sobre el asesinato de periodistas que investigaban los vínculos entre el crimen organizado y funcionarios estatales en México.
El Proyecto Cartel, coordinado por Forbidden Stories, una red global de periodistas de investigación cuya misión es continuar el trabajo de los reporteros amenazados, censurados o asesinados, reveló detalles sobre cómo los periodistas incluso han sido monitoreados por unidades de espionaje aparentemente creadas para prevenir crimen.

“Los grupos delictivos a menudo se confabulan con las autoridades locales, lo que lleva a que los periodistas no solo sean atacados, sino que tampoco encuentren ayuda de las autoridades que se supone deben protegerlos. El gobierno federal ha hecho muy poco para detener la violencia. El resultado es la impunidad en la gran mayoría de los delitos contra la prensa, lo que alimenta e incentiva más ataques contra periodistas”, dijo Hootsen.

El informe del martes deja en claro que la libertad de prensa está siendo atacada por bandas criminales y funcionarios electos en todo el mundo. 
A nivel mundial, al menos 30 periodistas fueron asesinados entre enero y mediados de diciembre de 2020, según el CPJ. De ellos, 21 fueron atacados en represalia por su trabajo, más del doble de la cantidad de asesinatos en represalia documentados en 2019. La verdadera cantidad de periodistas atacados por su trabajo podría ser significativamente mayor dado que el CPJ continúa investigando el motivo de otros 15 asesinatos.

Después de México, Afganistán y Filipinas registraron la mayor cantidad de asesinatos en represalia. 
Tres periodistas fueron asesinados en Honduras, donde altos funcionarios del gobierno de derecha, considerado un aliado clave de Estados Unidos, tienen presuntos vínculos con redes internacionales de tráfico de drogas, según fiscales estadounidenses. Un cuarto, el periodista radial Pedro Canelas, quien fue asesinado a tiros el fin de semana, no está incluido en las cifras del CPJ.

Si bien los asesinatos aumentaron en general en 2020, la cantidad de muertes relacionadas con enfrentamientos directos y guerras cayó al nivel más bajo desde 2000: el reporte registra tres asesinatos. Se atribuye esta disminución a las dificultades que la pandemia generó para el desplazamiento de cronistas. Los tres periodistas estaban documentando el conflicto en el norte de Siria y murieron durante los ataques aéreos de las presuntas fuerzas rusas aliadas con Bashar al-Assad.

A pesar del descenso de los homicidios relacionados con combates, los países en conflicto siguen siendo peligrosos para los medios de comunicación. El lunes, otro periodista afgano fue asesinado a tiros en la ciudad oriental de Ghazni, el quinto en morir este año.