Los vecinos de Tosa de Mar, en la Costa Brava catalana, no habían visto nunca algo como lo vivido en las últimas horas. Sus calles quedaron inundadas por la espuma del mar. Esta localidad de Girona es una de las que han sufrido con fuerza los estragos causados por la borrasca Gloria.

"Todos los locales del paseo marítimo han estado afectados, o sea, que ha sido general. Es un desastre. Yo creo que no hay palabra más clara que nos diga que situación tenemos ahora en Tosa de Mar", relató la propietaria de un restaurante.

Gloria, que desde el sábado azota Cataluña, la Comunidad Valenciana y Murcia, pero también zonas del norte y el interior, ha dejado al menos nueve muertos y decenas de heridos, además de enormes daños materiales y pérdidas en la agricultura. Cuatro personas permanecen desaparecidas.

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También ha dejado impresionantes e inusuales imágenes como las de las olas entrando en el Puerto Olímpico de Barcelona o las del Delta del Ebro, literalmente engullido por el temporal. Y dos récords: la mayor ola jamás registrada en el Mediterráneo occidental (14,22 metros) y una sobreelevación del nivel del mar de más de 80 centímetros.

Los vientos de hasta 133 kilómetros por hora, violentas lluvias, e importantes precipitaciones de nieve han provocado enormes problemas en el tráfico ferroviario y viario, con 200 carreteras afectadas por la nieve, masivos cortes de electricidad, inundaciones y el cierre de escuelas. Valencia, en tanto, batió su récord de altura de olas con más de 8 metros.

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La borrasca Gloria ha ido perdiendo intensidad. Desde el martes se sienten sus efectos en Francia, pero este miércoles y durante los próximos días aún dará sus últimos coletazos en España. En coincidencia con este potente temporal, el Gobierno español declaró el pasado martes la emergencia climática en el país.