Una variedad de equipos de protección personal (EPP) hechos de plásticos han jugado un papel crucial en la protección de los efectores de salud y de las personas en general durante la pandemia de COVID-19.

El correlato de la generalizada expansión en el uso de esos elementos es una creciente preocupación por el aumento sin precedentes de plásticos de un solo uso (SUP por sus siglas en inglés), incluidos guantes, trajes médicos de protección, máscaras, botellas de desinfectante de manos, plásticos para proteger y transportar, empaques de alimentos  y kits de pruebas médicas, sólo por mencionar los más conspicuos.

En un estudio colaborativo del que participaron las universidades de Newastle (Australia) y la Covenant University, de Ota, en Nigeria, se analiza el impacto de la pandemia sobre la generación de deshechos plásticos.

Los datos sobresalientes del estudio indican que hacia fines de la pandemia, el mundo descartaba 3400 millones de mascarillas de un solo uso diariamente, es decir, casi una mascarilla cada dos habitantes del mundo.

El trabajo fue publicado en la revista especializada Heliyon y presenta un marco para estimar el no solo la cantidad de mascarillas generadas diariamente como residuo sino también también el total de deshechos plásticos adicionales generados por la población mundial que vive en las áreas urbanas y semiurbanas.

Y el dato es estremecedor: en la fecha de la estimación, cada día la pandemia añadía 1,6 millones de toneladas de residuos plásticos o un equivalente a casi 600 millones de toneladas al año. El dato cobra todas su dimensión si se considera que toda la producción mundial de plástico, no supera los 400 millones de toneladas anuales.

De algún modo, el dato también explica porque hasta el día de hoy, las materias primas utilizadas en la confección del EPP, principalmente el polipropileno, faltan en el mercado y han incrementado su precio en más de un 40% desde el inicio de la pandemia.