La cantidad de anhidrido carbónico (CO2) en la atmósfera, principal responsable del calentamiento global, rompió un récord en mayo, continuando su ascenso implacable. Ahora es un 50 por ciento más alto que el promedio preindustrial, antes de que los seres humanos comenzáramos a quemar petróleo, gas y carbón a fines del siglo XIX.

Hay más anhidrido carbónico en la atmósfera ahora que en cualquier otro momento en los últimos 4 millones de años, dijeron funcionarios de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés).

Cuando la concentración de CO2 aumenta, aumenta la cantidad de calor que queda retenida en la atmósfera, lo que se conoce como “Efecto Invernadero”. Si bien otros gases contribuyen al calentamiento (metano, óxidos de nitrógeno, freones), el CO2 es el principal responsable.

Aunque se debatió durante muchos años (y aún quedan escépticos del clima), ya es claro que estas emisiones son las responsables del calentamiento global que, a su vez, produce mayores inundaciones, más calor y sequías extremas y el aumento de los incendios forestales que afectan ya millones de personas en todo el mundo. Las temperaturas globales promedio están 1,1 °C por encima que los valores de referencia en la época preindustrial.

El objetivo establecido en París en 2015 fue limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados. Ese umbral, más allá del cual los científicos advierten sobre efectos catastróficos e irreversibles, será ampliamente superado al ritmo actual de emisiones.

Qué es Mauna Loa

Mauna Loa es una estación meteorológica de la NOAA ubicada en la cima del volcán del mismo nombre en Hawái. Las mediciones de los niveles de CO2 comenzaron allí en 1959, dirigidas por un científico de la Institución Scripps de Oceanografía, Charles David Keeling, y por eso, el registro se conoce como la Curva de Keeling.
Los científicos de Scripps todavía hacen observaciones en Mauna Loa bajo un programa dirigido por el hijo del Dr. Keeling, Ralph Keeling.

La Curva de Keeling, así denominada en honor de quién comenzó las mediciones. La línea negra refleja promedios anuales, la roja, mensuales. Imagen: noaa.gov
La Curva de Keeling, así denominada en honor de quién comenzó las mediciones. La línea negra refleja promedios anuales, la roja, mensuales. Imagen: noaa.gov

Los niveles de anhidrido carbónico varían a lo largo del año, siguiendo un ciclo vinculado al desarrollo vegetal en el planeta: cuando comienza la temporada fría en el hemisferio austral, se produce el valle en la capacidad de fijación de CO2 y por ende, se alcanzan los picos anuales en las concentraciones del gas en la atmósfera.
El máximo se alcanza cada mes de mayo, justo antes de que se acelere el crecimiento de las plantas en el hemisferio norte. Es que el norte tiene un efecto mayor que el hemisferio sur en la fijación de CO2 porque hay mucha más superficie terrestre y vegetación en el norte.

Según otro reciente reporte de la NOAA, para que la concentración del gas alcance las casi 421 partes por millón en mayo de 2022, las emisiones debieron ser de unos 36.300 millones de toneladas en 2021, el nivel más alto de la historia.

Aunque los niveles de dióxido de carbono se redujeron un poco alrededor de 2020 durante la desaceleración económica causada por la pandemia de coronavirus, no hubo ningún efecto en la tendencia a largo plazo, dijo Pieter Tans, científico principal del Laboratorio de Monitoreo Global de la NOAA, en declaraciones recogidas por el Daily News de Inglaterra.

El Dr. Tans y su equipo calcularon la concentración máxima de este año en 420,99 partes por millón (ppm). Una medición independiente confirmó la crecida ubicando la concentración en 420,78 ppm.

Ambas cifras son aproximadamente 2 partes por millón más altas que el récord del año pasado. Este pico está 140 ppm por encima de la concentración promedio en los días preindustriales, en que la concentración de CO2 se mantuvo consistentemente cerca de las 280 partes por millón. 

En declaraciones recogidas por el New York Times, el Dr. Tans dijo: “Si las emisiones se eliminaran por completo, la Curva de Keeling comenzaría a descender, ya que los océanos y la vegetación continuarían absorbiendo el dióxido de carbono existente en el aire. La disminución de la concentración atmosférica continuaría durante cientos de años y en algún momento se alcanzaría un equilibrio”.

Agregó que las concentraciones de dióxido de carbono tanto en la atmósfera como en los océanos serían más altas que los niveles preindustriales y se mantendrían así durante miles de años.
En una escala de tiempo tan larga, los niveles del mar aumentarán significativamente a medida que el hielo polar se derrita y esto realimentará los cambios climáticos.
El Dr. Tans se pregunta: “¿Qué hace falta para que la humanidad despierte?”.