Que hay basura en los océanos es harto sabido. Que las cantidades de plástico crecen, también. Que los microplásticos son una plaga moderna para la humanidad, ha sido reiteradamente noticia, desde los cuerpos de agua, hasta lo más recóndito del organismo humano.

Por eso, un nuevo estudio sobre el tema puede no llamar la atención, aunque debería. Es que no solo informa que la contaminación plástica de los océanos es muyo mayor que lo anteriormente estimado, sino que además pone cifras, exorbitantes se puede decir, al fenómeno.

Según cifras oficiales, el planeta acaba de cruzar el umbral de los ocho mil millones de habitantes. Y por cada persona viviente mares y océanos han sido llenados con unas 21.000 piezas de plástico, la abrumadora cifra total de 170 billones de piezas de plástico. 170.000.000.000.000. El español suele ser engañoso por encima del millón: son 170 millones de millones de trozos de plástico.

La magnitud es tal que los investigadores eligieron el concepto de "smog plástico" para graficarlo. Son unos 2,4 millones de toneladas que se duplican cada seis años y el peso es “pequeño” porque la mayoría de las piezas son de muy pequeño tamaño. Aunque, como le consta a cualquiera que concurre a playas, también hay botellas y piezas gigantes como paragolpes y otras autopartes plásticas.

El estudio estuvo a cargo de un equipo de investigadores internacionales dirigido por Marcus Eriksen desde del Instituto 5 Remolinos, con sede en Santa Mónica, California, un grupo sin fines de lucro que trabaja para estudiar y combatir la contaminación plástica en los océanos. El nombre del instituto hace referencia a las cinco regiones marinas en que las corrientes oceánicas forman gigantescos remolinos en dónde los plásticos se acumulan.

El mapa muestra la locación de las estaciones de muestreo, que reproduce aproximadamente los sitios de concentración de plásticos. Mapa: Trabajo citado
El mapa muestra la locación de las estaciones de muestreo, que reproduce aproximadamente los sitios de concentración de plásticos. Mapa: Trabajo citado

El trabajo resume 40 años de investigación en las principales cuencas oceánicas del mundo en los que se tomaron casi 12.000 estaciones de muestreo; el mapa refleja la distribución geográfica y permite comprender los alcances del esfuerzo realizado para cubrir el planeta. 

El peso del plástico en los mares

El peso de todo ese plástico equivale a unos 35.000 obeliscos. Como los muestreos alcanzan hasta el año 2019, con certezas hay varios miles más de obeliscos flotando ya.

Los datos señalan que a partir de 2004 se observa un gran aumento en las cantidades, lo que coinncide con una explosión en la producción de plásticos.

A partir del 2004 se registra un impresionante crecimiento, que coincide con la expansión de la producción mundial. Gráfica: Trabajo citado
A partir del 2004 se registra un impresionante crecimiento, que coincide con la expansión de la producción mundial. Gráfica: Trabajo citado

El equipo utilizó nuevos modelos y herramientas para revisar los datos publicados, sus propias muestras e incluso, revisar una publicación del mismo equipo realizada en 2014, cuando el conjunto de datos utilizados fue mucho menor.

Al observar las muestras, los investigadores se concentraron en las cuencas oceánicas del Atlántico Norte y el Pacífico Norte, en parte porque se han estudiado con más frecuencia durante décadas y es donde vive la mayor concentración de la población mundial. Pero se encontraron altas concentraciones de plásticos en todas partes.

Implicancias políticas

Los investigadores en sus conclusiones no dudan en apuntar a la responsabilidad política en este problema. Señalan: “La abundancia acelerada de plástico exige una intervención política internacional urgente para minimizar el daño ecológico, social y económico. Sin cambios sustanciales y generalizados en las políticas, la velocidad a la que los plásticos ingresan a los ambientes acuáticos aumentará aproximadamente 2,6 veces entre 2016 y 2040”.

Pero tal vez lo más relevante de estas conclusiones es ubicar las condiciones que posibilitan el fenómeno. Dicen al respecto: “Las políticas internacionales existentes sobre plástico están fragmentadas, favorecen soluciones orientadas a los negocios, carecen de especificidad y no incluyen objetivos medibles”.

Y cierran su reflexión advirtiendo que “las intervenciones de políticas internacionales después de 2005 generalmente carecen de marcos de monitoreo y mecanismos de aplicación sólidos. Debido a que también son no vinculantes y voluntarias, no están deteniendo la marea”.