Ayahuasca es una bebida tradicional indígena de los pueblos amazónicos de las áreas tropicales y subtropicales de Sudamérica preparadas en base a infusión de vegetales. Su consumo puede generar efectos alucinógenos a causa de la presencia de DMT, un potente alucinógeno natural.

La infusión es consumida en grupo en ceremonias dirigidas por un chamán, práctica que se instaló en Holanda al amparo de la flexibilidad de la legislación sobre narcóticos.

El Tribunal Supremo holandés acaba de prohibir la importación de ayahuasca, ratificando la decisión dictada en 2018 por la Corte de Apelación de Ámsterdam, que acabó con la tolerancia mantenida hasta entonces con la Iglesia de Santo Daime, una religión de origen amazónico brasileño en la que la ayahuasca es un sacramento.

Este culto cuenta en Holanda con templos en la capital holandesa y en La Haya. Una seguidora intentó introducir 30 kilos del producto en el país en 2015, y aunque no fue sancionada, recurrió al Supremo en nombre de la libertad de culto. El fallo actual antepone la salud pública al mismo, dado que la bebida alucinógena se ha extendido también fuera de dicho ámbito. La policía investiga estos días la muerte de dos personas, en sendas sesiones rituales, en las que presuntamente fue utilizada la infusión. Hasta la fecha, Francia es el único país que la prohíbe.

Ambos fallecimientos se produjeron supuestamente tras reuniones en domicilios particulares que duran varios días y pueden costar cientos de euros. Aunque no hay cifras confiables, los agentes calculan que unas 3.000 personas están interesadas en Holanda en unas sesiones presentadas como “una experiencia espiritual que puede cambiar tu vida”, en los múltiples anuncios en Internet. El Supremo ha considerado que el uso de ayahuasca en estos retiros es difícil de controlar y entraña riesgos evidentes, por lo que en desmedro de la libertad religiosa se privilegia la salud pública”.

La sentencia holandesa se conoce al tiempo que un número creciente de estudios científicos, entre ellos uno realizado en la Universidad de Maastricht, sugieren el uso terapéutico y controlado de DMT para combatir la depresión mayor resistente a tratamientos convencionales. Activa zonas del cerebro como el córtex central, el hipocampo y la amígdala, que guarda los recuerdos emocionales tempranos y los más dramáticos, y de ahí la sensación liberadora confirmada por los participantes de los rituales.

Kim van Oorsouw, profesora de la Facultad de Psicología y Neurociencia en Maastricht, que estudia los efectos de la infusión de ayahuasca, señala en los vídeos publicados por la universidad que, “a corto plazo, los participantes analizados tenían menos estrés y depresión, y podían distanciarse de sus temores o problemas y verlos con perspectiva, pero faltan muchos análisis para confirmar los efectos a largo plazo”.

El limbo legal en que encontraba la ayahuasca en Holanda contrasta con su estatus en otros países. En Perú, el uso ritual es considerado Patrimonio Cultural de la nación desde 2008. En Brasil está regulado para las entidades religiosas desde 1991, y aparece en la legislación sobre drogas desde 2010.