Que el presidente de Brasil tiene pocos amigos no es novedad. Fundamentalmente, tampoco esconde, ni siquiera de manera pública, su rechazo a quienes lo cuestionan o plantean posturas diferentes a la propia.

Así, Jair Bolsonaro sumó en las últimas horas a la joven sueca Greta Thunberg entre sus enemistades. Lo hizo en virtud a las críticas que recibió de la activista por el medioambiente por la muerte de dos indígenas guajajara en la región amazónica de Maranhao, al noreste del país.

Thunberg escribió: “Los pueblos indígenas están literalmente siendo asesinados por intentar proteger la selva de la deforestación ilegal. Una y otra vez. Es vergonzoso que el mundo permanezca en silencio sobre esto”.

Como respuesta, Bolsonaro no dudó en llamarla “mocosa”, y cuestionó que “la prensa le de espacio”.