Estados Unidos vivió el sábado una nueva noche de disturbios y protestas contra la represión policial, especialmente en Seattle y Portland, avivadas por la decisión del presidente Donald Trump de enviar agentes federales para frenar la violencia.
Las protestas recrudecieron después de que el gobernador del estado de Washington, el demócrata Jay Inslee, anunciara que ya habían llegado a la ciudad de Seattle agentes federales. Inslee dijo que Trump “busca confrontación” e instó a mantener las protestas de manera “pacífica”.

Seattle y Portland son escenarios desde hace dos meses de manifestaciones continuas, que en algunos casos han desembocado en choques con la policía, tras la muerte de George Floyd asfixiado bajo custodia policial a finales de mayo en Mineápolis, Minesota. El fallecimiento de Floyd provocó la mayor ola de protestas en todo el país contra la violencia racial en medio siglo. 

Trump anunció la semana pasada que enviaría cientos de agentes federales a varias ciudades para contener la violencia, la mayoría gobernadas por la oposición demócrata, algo que ha sido criticado como un “truco político” y una maniobra de distracción de su fallida gestión de la crisis provocada por la pandemia del coronavirus.
“Este baño de sangre debe terminar”, afirmó Trump el miércoles en un acto en la Casa Blanca, en el que estuvo acompañado por el fiscal general William Barr. 

Las autoridades locales, sin embargo, han cargado contra la decisión de Trump al asegurar que la llegada de agentes federales solo contribuye a tensar aún más la situación. “Tenemos un presidente que ha estado muy orientado hacia el conflicto. Y para ser justos, no confío en este presidente”, replicó el sábado Jenny Durkan, alcaldesa de Seattle, al comentar la llegada de agentes federales.

Este fin de semana también hubo protestas en Austin, Louisville, Nueva York y Los Ángeles, entre otras.
En Austin, Texas, un hombre resultó muerto en un tiroteo ocurrido en la noche del sábado durante la protesta que tuvo lugar en el centro de la ciudad.
Un testigo dijo al diario Austin Statesman que el incidente tuvo lugar cuando un hombre buscó embestir con su auto a la multitud. El coche fue rodeado por manifestantes, y uno de ellos se aproximó cargando un rifle. El conductor sacó un arma por la ventanilla y realizó varios disparos, impactando en el hombre con el rifle, antes de salir del lugar a toda velocidad.

Para Portland, los conflictos sociales y los disturbios callejeros no son novedad. Esta ciudad del estado de Oregon tiene una larga historia de activismo obrero y desafío a la autoridad pero también un oscuro pasado segregacionista.
Desde la elección presidencial de 2016, Portland simboliza la oposición más virulenta contra Trump y su Partido Republicano. “Políticos izquierdistas ... han estado presentes en la verdadera cultura de protesta de Portland en los últimos 30 años o más”, dijo Joe Lowndes, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Oregon.

La ciudad se ganó el apodo de “Pequeña Beirut”, luego que el entonces presidente George H.W. Bush se encontró con barricadas, neumáticos ardiendo y cánticos hostiles.