Cambios en el estilo de vida, desde prolongar la vida útil de nuestros teléfonos hasta desterrar los automóviles de su uso cotidiano, son medidas sencillas que pueden impactar sobre un 25% de las emisiones según una investigación en la que se funda la campaña.

El estudio fue realizado por académicos de la Universidad de Leeds y analizada por expertos de la firma de ingeniería global Arup y el grupo de ciudades del mundo C40. Muestra que cumplir con los seis compromisos podría representar hasta una cuarta parte de las reducciones de emisiones requeridas para mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 ºC.

El estudio se publicó el lunes junto con el lanzamiento de un nuevo movimiento climático para persuadir y apoyar a las personas relativamente adineradas para "Dar el Salto" (Take the Jump), suscribiéndose a las seis promesas.

La investigación desarrollada en Inglaterra muestra que las personas en los países más ricos y de alto consumo pueden ayudar a evitar el colapso climático haciendo seis cambios de estilo de vida relativamente sencillos, creando una sociedad de "menos cosas y más alegría". 

Las medidas propuestas muestran que la misma asimetría que existe entre países desarrollados (los que más contaminan) y países en desarrollo (lo que más sufren los efectos de la contaminación) se da entre personas de poder adquisitivo alto (los que más consumos superfluos tienen) y de bajos ingresos (los más expuestos a las crisis derivadas del cambio climático). Una realidad particularmente cierta en nuestra región.


La investigación inspiró la campaña TaketheJump, instando a las personas a registrarse para dar cuenta de los cambios. Tom Bailey, uno de sus cofundadores, dijo que si comprometerse a hacer las seis modificaciones resulta demasiado, solo comenzar con algunas de ellas puede marcar la diferencia.


Los 6 Cambios 6

1. La regla de los 7 años

Mantenga los productos electrónicos (teléfonos inteligentes, computadoras personales, relojes inteligentes, televisores, etc.) durante al menos siete años. “La adicción a los aparatos y la compra de 'cosas' en general es una de las principales contribuciones a las emisiones de carbono”, según el informe.

El proceso de extracción de metales de tierras raras y la producción de cantidades crecientes de artículos, en el caso particular de la mayoría de los electrónicos, genera más emisiones que el uso de los elementos en sí, muestra el estudio. Por ejemplo, solo el 13% de las emisiones de por vida de un iPhone 11 se deben a su uso; el otro 86% está asociado a su producción, transporte y procesamiento al final de su vida útil.

“Por lo general, reemplazamos estos productos por un modelo actualizado al menos cada dos años”, dice Bailey. “El objetivo es mantener los productos electrónicos durante cinco a siete años: su vida útil óptima completa”.

Resumen gráfico de la campaña para "Dar el Salto". Imagen: takethejump.org/
Resumen gráfico de la campaña para "Dar el Salto". Imagen: takethejump.org/

2. Deshágase de los vehículos privados

Muchas personas se han acostumbrado a tener un automóvil propio y para algunos su vehículo es esencial ya sea para trabajar o porque están discapacitados o viven en un área remota.

Pero la producción y el uso de automóviles genera enormes emisiones, según muestra la investigación. A nivel mundial, el transporte es responsable de aproximadamente una cuarta parte de las emisiones totales de gases de efecto invernadero, y más de dos tercios de esos gases provienen de los motores de los vehículos particulares.

Los activistas hacen un llamado a dejar de usar vehículos privados y recurrir al transporte público, caminar, andar en bicicleta o al uso compartido de los automóviles.

“Si planeaba comprar un automóvil, vea si puede esperar y encontrar alternativas que lo lleven a donde necesita ir”, dijo Bailey. “Si se siente valiente, deshágase de los autos que tiene o vea si puede unirse a un esquema de autos compartidos para compartir el beneficio y las emisiones”.

El estudio dice que, aunque se hace mucho hincapié en el papel de los vehículos eléctricos (EV) en la lucha contra el cambio climático, se necesita un mayor esfuerzo para reducir la cantidad de automóviles en las carreteras en general, ya que una fuente importante de emisiones se encuentra en el propio proceso de fabricación de vehículos, incluso vehículos eléctricos.

3. Vestirse retro

La industria de la confección y los textiles genera más emisiones de gases de efecto invernadero que la aviación y el transporte marítimo internacionales combinados, y el auge de la moda rápida y desechable está acelerando esa tendencia.

Bailey dice: “Los precios más bajos a menudo significan ropa de peor calidad que no dura tanto; pero estos precios bajos también son el resultado de costos humanos y ambientales invisibles, como la contaminación de los ríos, las malas condiciones laborales, los bajos salarios y la explotación de los trabajadores en las fábricas”.

Por lo tanto, los activistas instan a las personas a comprar artículos de segunda mano, reparar o ajustar artículos existentes y restringir las compras a tres artículos al año, idealmente artículos que sean duraderos.

Bailey dijo: “Esta ropa puede ser más cara, pero vale la pena considerar el costo por uso. Si dura tres veces más pero solo cuesta el doble, eso es un ahorro financiero durante la vida útil del artículo y también es mejor para el medio ambiente”.

4. Comer verde

Muévase a una dieta basada principalmente en plantas. 

Querramos o no, en el futuro comeremos más vegetales. Imagen: The Guardian / Eva Ziatkova/Alamy
Querramos o no, en el futuro comeremos más vegetales. Imagen: The Guardian / Eva Ziatkova/Alamy


Más del 25% de las emisiones globales totales provienen del sistema alimentario y la investigación actual muestra que hay tres cambios en la dieta que reducirían drásticamente el impacto de los alimentos que comemos:

Una dieta basada principalmente en plantas.
Comer todo lo que se compra.
Comer cantidades saludables.

Bailey dijo: “Cambiar nuestros comportamientos en torno a la comida es el más impactante de todos los cambios. Y no se trata solo del cambio climático. Si observa la pérdida de biodiversidad, el cambio en el uso de la tierra, los fertilizantes en el océano que crean zonas muertas y la extinción masiva y la pérdida de insectos debido a los pesticidas, todos estos problemas son impulsados ​​por los alimentos.

5. No volar más que una vez cada tres años

La aviación contribuye con aproximadamente el 2% de las emisiones globales totales y esta cifra está aumentando más que cualquier otra forma de transporte. Volar también es muy desigual: en el Reino Unido, el 70 % de todos los vuelos los toma solo el 15 % de la población.

La investigación encontró que el número promedio global de vuelos de regreso por persona en 2017 fue un regreso de corta distancia cada uno o dos años. Los expertos dicen que reducir a la mitad este número (comprometerse con un vuelo de ida y vuelta de corta distancia cada tres años o un vuelo de larga distancia cada ocho años) tendría un gran impacto.

Los impulsores de la campaña señalan que esto no impediría ver el mundo: volar al extranjero de 15 a 20 veces durante la vida, o viajar más lentamente por tierra a diferentes lugares. Pero proponen ser realistas sobre el impacto de las escapadas que en Europa son habituales los fines de semana en el extranjero.

El informe sugiere elegir destinos de vacaciones más cerca de casa a los que se pueda acceder en tren, ferry o autobús. También aboga por hacer uso de tecnología como las videollamadas para mantenerse en contacto con familiares y amigos.

6. Cambiar el sistema

Las acciones descritas anteriormente pueden conducir a enormes reducciones en las emisiones globales (25 % de las necesarias para mantener el calentamiento en 1,5 °C), pero la investigación también deja claro que la mayor parte de las reducciones provendrá del cambio sistémico realizado por los gobiernos y el sector privado.

Para ayudar a transformar el sistema, los activistas están pidiendo a las personas que hagan al menos un cambio en sus propias vidas. Las ideas incluyen cosas tan diversas como cambiar a un proveedor de energía verde (imposible por estos lares), o instalar medidas de eficiencia energética en la vivienda como aislamientos, energía solar y bombas de calor (sólo accesible a gente de ingresos muy altos en Argentina).

En este marco, otras medidas son perfectamente viables para cualquiera: el uso eficiente de la energía en el hogar y el ahorro del agua, son sin duda dos medidas que todas las personas pueden implementar.
Y, por supuesto, la campaña propone algo que tiene larga tradición en Argentina: presionar por los cambios necesarios a través del activismo o la protesta pacífica, de la organización social y comunitaria, en fin, del uso de las herramientas democráticas para cambiar los rumbos.