Siete países de la Unión Europea, incluyendo potencias como Alemania, Países Bajos y Francia, anunciaron el lunes su compromiso para erradicar las centrales eléctricas que emiten dióxido de carbono (CO2) de sus sistemas eléctricos para el año 2035. Este compromiso fue establecido por Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Luxemburgo y los Países Bajos, todos miembros de la UE, junto con Suiza, que, aunque no forma parte del bloque, se alinea con las políticas climáticas de Bruselas.

Estos países, que en conjunto representan casi el 50% de la producción eléctrica de la Unión Europea, se unieron para acelerar la transición hacia un sector energético casi libre de CO2, como parte de los esfuerzos para combatir el cambio climático. 

Alemania y Francia, como los dos mayores productores de energía en Europa, desempeñarán un papel crucial en la implementación de esta iniciativa.

Según el comunicado conjunto de los países firmantes, las medidas climáticas ya existentes en la Unión Europea apuntan a lograr un sector energético casi libre de CO2 para el año 2040. El objetivo de 2035 busca acelerar este proceso, permitiendo una planificación conjunta de la infraestructura necesaria. Esto garantizará la construcción de suficientes redes y almacenamiento de energía para integrar grandes cantidades de energía con bajas emisiones de carbono en la red y mantener su flujo a través de las fronteras nacionales.

Los líderes destacaron que avanzar de manera conjunta facilitará la coordinación de esfuerzos, asegurando una transición eficiente y equitativa hacia fuentes de energía más sostenibles. Además, subrayaron la importancia de abordar las variaciones en la intensidad de CO2 en la generación de energía entre los países.

Según datos recientes de la Agencia Europea de Medio Ambiente, en 2022, la UE obtuvo el 41% de su electricidad de fuentes renovables. Sin embargo, la intensidad de CO2 en la generación de energía varía entre los Estados miembros.

 Austria lidera el camino con más del 75% de su electricidad proveniente de fuentes renovables, mientras que Francia depende en gran medida de la energía nuclear libre de emisiones de CO2 para aproximadamente el 70% de su suministro eléctrico. 

Por otro lado, Polonia enfrenta desafíos, registrando la producción de energía con la mayor intensidad de CO2 en la UE debido a su dependencia del carbón.