Los ciudadanos están alarmados por la crisis climática, pero la mayoría cree que ya está haciendo más que el resto para preservar el planeta, incluidos sus gobiernos, y pocos están dispuestos a realizar cambios significativos en su estilo de vida, según una encuesta internacional que acaba de publicarse. 

La conciencia generalizada de la importancia de la crisis climática ilustrada en este estudio no se combina con una disposición a actuar individualmente, sino más bien, con la de exigir a gobiernos y empresas que actúen en modo proporcional a la gravedad percibida.

La encuesta se desarrolló tomando muestras representativas de más de 1.000 personas en Estados Unidos, Reino Unido, España, Francia, Países Bajos, Alemania, Suecia, Polonia, Singapur y Nueva Zelanda.

Emmanuel Rivière, director de encuestas internacionales de Kantar Public, dijo que la encuesta, realizada a fines de septiembre y publicada para coincidir con la conferencia climática Cop26 en Glasgow, contenía “una doble lección para los gobiernos”.

Primero, deben "estar a la altura de las expectativas de la gente", dijo Rivière. “Pero también tienen que persuadir a la gente, no de la realidad de la crisis climática, que ya está hecho, sino de cuáles son las soluciones y de cómo podemos compartir de manera justa la responsabilidad por ellas”.

La encuesta encontró que el 62% de las personas encuestadas ve la crisis climática como el principal desafío ambiental al que se enfrenta el mundo, superando en consideración a la contaminación del aire (39%), el impacto de los desechos (38%) y las nuevas enfermedades (36%).

“Altamente comprometido”

Al comprar sus acciones individuales con las de gobiernos, empresas y medios de comunicación, las personas se ven a si mismas mucho más comprometidas con el medio ambiente que otras personas de su comunidad local o que cualquier institución.

Le encuesta consultó sobre la percepción de compromiso individual, gubernamental y comunitario: un 36% se calificó a sí mismo como “altamente comprometido con la preservación del planeta", pero solo el 21% opinó lo mismo sobre los medios de comunicación y apenas 19% a sus gobiernos locales.  Aún menos compromiso percibido hay sobre las comunidades locales (18%), gobiernos nacionales (17%) y las grandes corporaciones (13%).

Coincidiendo con la percepción anterior, los encuestados también se mostraron reacios a la hora de hacer más por sí mismos, citando un amplio abanico razones. La mayoría (76% de los encuestados en los 10 países) dijeron que aceptarían reglas y regulaciones ambientales más estrictas, pero casi la mitad (46%) consideró que no había una necesidad real de cambiar sus hábitos personales.

En la muestra global, más de la mitad (51%) sostuvo estar dispuesta a tomar medidas individuales, contra un 14% que dijo oponerse definitivamente y un tercio (35%) no se decide. En el análisis por país, las personas en Polonia y Singapur (56%) eran las más predispuestas a actuar, y las menos se encontraron en Alemania (44%) y los Países Bajos (37%).

Las razones más comunes dadas para no hacer más esfuerzos individuales por el planeta fueron "Me siento orgulloso de lo que estoy haciendo actualmente" (74%), "No hay acuerdo entre los expertos sobre las mejores soluciones" (72%), y “Necesito más recursos y equipamiento de las autoridades públicas” (69%).
Otras razones para no querer hacer más incluyeron "No puedo permitirme hacer esos esfuerzos" (60%), "Me falta información y orientación sobre qué hacer" (55%), "No creo que los esfuerzos individuales puedan realmente tienen un impacto ”(39%),“ Creo que las amenazas ambientales están sobreestimadas ”(35%) y “No tengo cabeza para pensar en eso ”(33%).

Cuáles deben ser las prioridades.

Ante la pregunta de qué acciones para preservar el planeta deberían priorizarse, la gente atribuyó más importancia a medidas que dependen de regulaciones generales más que del esfuerzo individual.
Las medidas propuestas, en orden decreciente, fueron las siguientes:

Gráfica propia en base a datos del estudio citado
Gráfica propia en base a datos del estudio citado

“Es innegable que los ciudadanos están preocupados por el estado del planeta, pero estos hallazgos generan dudas sobre su nivel de compromiso para preservarlo”, dicen los autores del estudio. “En lugar de traducirse en una mayor disposición a cambiar sus hábitos, las preocupaciones de los ciudadanos se centran particularmente en su evaluación negativa de los esfuerzos de los gobiernos”.

Los autores parecen concebir que la crisis climática puede solucionarse sobre la base de conciencias individuales, como si la lógica de consumo imperante no fuese promovida de forma sistémica e universal por las empresas que se enriquecen sobre explotando los recursos naturales.