Abdalla Mohamed, de 32 años y sirio de nacimiento, se encuentra refugiado de la guerra en la ciudad de Sarmada, cerca de la frontera sirio-turca, en la castigada provincia de Idlib. Junto a él están su esposa y su hija Salwa de tres años. 

Angustiado por el incesante sonido de las bombas, decidió jugar un poco al engaño para proteger a su niña. Juega a que lo que suena no es la guerra, sino otra cosa mucho más divertida. Y mandó un vídeo para mostrarlo a un amigo, que se ha hecho viral.

La sonrisa y carcajada de padre e hija cada vez que jugaban conquistaron la Web: acumula ya 1,3 millones de retuits y 2,5 millones de visualizaciones. "¿Es un avión o un proyectil?", le pregunta Abdalla a su hija mientras la graba con el móvil, ella a su lado, de pie sobre un sofá. "Un proyectil", quiere adivinar Salwa. "Cuando caiga hay que reírse", prosigue Abdalla. "¡Ha caído!".  La risa que sigue es una denuncia del terror que continúa.

Contactado por la prensa internacional, Abdalla dice: "Juego con Salwa cuando caen las bombas para que la personalidad de mi hija no se vea influida por la guerra". No esconde a la pequeña de tres años. Comparte más de una veintena de vídeos y fotos de su día a día con Salwa, jugando con sus muñecas, correteando por la casa, hablando los dos, padre e hija, paseando por las calles de tierra de Sarmada. "La idea me vino de los fuegos artificiales a los que juegan los niños", prosigue Abdalla. "Transformé la idea de los fuegos artificiales para mi hija". 

Abdalla logró convencerla de que aquello es un juego de niños, petardos que lanzan en la calle para divertirse. Este joven sirio huyó junto a su esposa e hija de la ciudad de Saraqib, a unos 50 kilómetros de Sarmada, a principios de febrero. Ahora la familia vive en casa de un amigo. 
Ellos quieren cruzar a Turquía, como muchos del casi millón de desplazados que se agolpan en la frontera, del lado sirio.

Bachar el Asad ataca por cielo y tierra a las milicias armadas rebeldes, aposentadas allí, en uno de los puntos clave en la batalla desatada por la conquista de Idlib, en el oeste del país. 

Mientras tanto, el video con la risa tierna de una niña jugando con su padre, es una nueva denuncia de la crueldad de la guerra.