La Organización para las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han decidido poner en marcha un plan para extender a todo el planeta los sistemas de alerta temprana ante fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, olas de calor o sequías.

El objetivo que se han fijado estas dos organizaciones es que en un plazo de cinco años toda la población mundial esté cubierta por estos sistemas, que alertan con un cierto margen de tiempo de la llegada de un evento extremo y ofrecen recomendaciones a la población para salvar vidas.

En su reporte de febrero el IPCC, el panel de expertos internacionales que sientan las bases del conocimiento científico sobre el cambio climático de la mano de la ONU, lanzó una importante advertencia: el calentamiento golpea a todas las regiones y sectores del planeta, pero no toda la población lo sufre por igual. Los que se llevan la peor parte son los entre 3.300 y 3.600 millones de personas (casi la mitad de la población mundial) que habitan en contextos considerados “altamente vulnerables” al cambio climático.

La vulnerabilidad se relaciona con su ubicación geográfica (por ejemplo, las pequeñas islas del Pacífico en camino a quedar sumergidas), por su mala situación socioeconómica (que hace que padezcan más las consecuencias de los fenómenos meteorológicos extremos), o por alguna combinación de ambos factores.

Un tercio desprotegido

Según los cálculos de Naciones Unidas, en estos momentos alrededor de un tercio de la población mundial no está cubierta por sistemas de alerta temprana ante fenómenos meteorológicos extremos. Y esa población se concentra en los países con menores capacidades económicas. “En África, la situación es aún peor: el 60% de las personas carecen de toda cobertura”, explica la OMM.

“Es inaceptable, sobre todo si se tiene en cuenta que los efectos del clima se van a agravar aún más”, opinó António Guterres, secretario general de la ONU, en el último mensaje difundido con motivo del día meteorológico mundial. “Las alertas tempranas y la acción temprana salvan vidas”, agregó.

El secretario general solicitó a la OMM que elabore un plan de acción para lograr la meta del 100% de la humanidad protegida por sistemas de alerta. El objetivo a corto plazo es presentar ese plan en la próxima cumbre del clima, la COP27, que se celebrará a finales de año en Egipto.
Durante los próximos meses, la Organización Meteorológica Mundial se reunirá e intentará implicar a donantes nacionales e instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial para impulsar la financiación necesaria para que exista una cobertura global para todos los habitantes del planeta, detalla una portavoz de la OMM.

Quién paga y cuánto

Para poder financiar esta iniciativa será clave el papel de los países desarrollados, responsables históricos del calentamiento y mucho mejor preparados que el resto para hacer frente a sus efectos negativos. En la última cumbre del clima, celebrada en noviembre 2021 en la ciudad escocesa de Glasgow, los países ricos se comprometieron a duplicar para 2025 los fondos con los que ayudan a las naciones en desarrollo a adaptarse al calentamiento global, lo que supondrá llegar a los 40.000 millones de dólares.

Solo para mejorar los servicios de alerta y las infraestructuras imprescindibles en los próximos cinco años habrá que invertir 1.500 millones de dólares, especialmente en los países con menos recursos. Pero para lograr una verdadera cobertura global se necesitará una inversión todavía mayor.

La OMM advierte que los sistemas de alerta “permiten seguir de cerca las condiciones atmosféricas en tiempo real y pronosticar eficazmente los fenómenos meteorológicos y climáticos que se producirán mediante avanzados modelos numéricos informatizados”.
Pero no se trata solo de detectar, porque estos sistemas también incluyen planes de respuesta para minimizar los impactos previstos. Un informe de la Comisión Global de Adaptación de 2019 concluyó que los beneficios derivados de los sistemas de alerta temprana pueden multiplicar hasta 10 veces la inversión realizada.

El análisis establecía, por ejemplo, que basta emitir con 24 horas de antelación un aviso de tormenta u ola de calor para reducir los daños vinculados a este fenómeno un 30%. Y remarcaba que si se invirtieran 800 millones de dólares en sistemas de ese tipo en los países en desarrollo se evitarían pérdidas anuales de entre 3.000 y 16.000 millones de dólares por los efectos de los fenómenos extremos.