Un estudio liderado por la Universidad de Massachusetts (EE.UU.) confirmó finalmente que la forma más segura de viajar en un vehículo en tiempos de pandemia es con sus cuatro ventanillas abiertas y con el pasajero sentado lo más lejos del conductor, es decir en el asiento trasero derecho.

El estudio fue publicado por la revista especializada Science Advances, en su edición de enero. Los investigadores realizaron una serie de simulaciones en computadoras para recrear el flujo del aire al interior de los habitáculos.

El doctor Varghese Mathai y sus colegas de la Universidad de Massachusetts descubrieron que con esta configuración se creaban dos flujos de aire distintos en la cabina del auto, separados a lo largo de la línea media del coche y moviéndose -quizás de forma contraria a la intuición- desde la parte trasera hacia la delantera.

Esta disposición de los pasajeros, más el flujo de aire separado que se genera, es la configuración más eficaz para reducir la transmisión de las gotículas infecciosas del conductor al pasajero o viceversa en las simulaciones por ordenador cuando sólo viajan dos pasajeros en el vehículo.

Si bien esta disposición es la óptima para minimizar riesgos de contagio, los investigadores reconocieron que desplazarse en coche con todas sus ventanas abajo podría resultar más que incómodo, especialmente durante el periodo de invierno, de ahí que indagaron los riesgos de contagio con otras opciones, comenzando por viajar con el auto totalmente cerrado, así como otras combinaciones con ventanillas abiertas y cerradas.

Como era de esperar, desplazarse en un automóvil con todas sus ventanillas cerradas y el aire acondicionado en funcionamiento es el escenario más riesgoso de los seis analizados, ya que supone el mayor peligro de transmisión.

Viajar con tres ventanas abiertas fue mucho mejor que sólo con dos ventanas abajo, aunque los investigadores descubrieron que elegir qué ventana cerrar puede, de hecho, ser muy importante. En los escenarios que simulaban un conductor o un pasajero infectado, el cierre de sólo la ventana más cercana a la persona no infectada confería la mayor protección, sólo superada por el escenario con las cuatro ventanas abiertas.

No obstante, el equipo que llevó la investigación reconoció que los flujos del aire fueron estudiados en modelos de turismo, por lo que podría no reflejar la dinámica de la circulación del aire en otros vehículos con habitáculos distintos como camiones, monovolúmenes y automóviles con el techo abierto. 

Los científicos concluyeron que "estos resultados tendrán una fuerte influencia en las medidas de mitigación de la infección para los cientos de millones de personas que conducen automóviles de pasajeros y taxis en todo el mundo, y podrían dar lugar a enfoques más seguros y de menor riesgo para el transporte personal".