Cuando a uno le generan una necesidad, no le queda otra al ser humano que ir en pos de satisfacerla. Hasta el domingo pasado nadie quería comprar colchones, teles, heladeras pero de pronto, si vemos que una ballesta iraní sale la mitad que la semana pasada ya nos entramos a pelear con el que tenemos al lado con tal de quedarnos con la ballesta que será igual de inútil en nuestras casas, de lo que viene siendo en el local hace 14 años porque no se la pueden encajar a nadie.