Casi a escondidas, con una noticia que sorprendió en las redacciones de los medios de comunicación del país, el gobierno militar encabezado por Leopoldo Fortunato Galtieri había decidió invadir las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982.

La dictadura que había llegado en 1976 para abrir la noche más negra de la represión y las crueldades en la Argentina, sumó una decisión que expresaba el sentir nacional profundo: volver a tener soberanía sobre el territorio malvinense.

Se cumplen 37 años del Día de la Recuperación de las Islas Malvinas y aquella gesta incorporada al sentimiento patriótico dejó gruesas heridas a quienes fueron a combatir a esas frías y ventosas tierras, a familias que perdieron a héroes en batallas y a una sociedad que hasta hoy no digiere el significado que fue enfrentar la guerra contra Inglaterra.

Fueron 14 mil argentinos los que participaron del conflicto bélico y, entre ellos, dos mil cordobeses que fueron llevados a Malvinas, la mayoría de ellos soldados conscriptos pertenecientes a la clase 1963 (que recién había sido incorporada) y algunos de la clase 1962, que todavía no habían obtenido la baja, la mayoría formaba parte del Regimiento Aerotransportada 4 y del Regimiento de Paracaidistas 2 General Balcarce.

Casi sin instrucción militar, con un exiguo tiempo en el manejo de armas, sin el armamento adecuado y con poca información respecto del combate que tendrían que enfrentar, los jovencitos de 18 años llegaron en barcos y aviones a territorio malvinense, para vivir un tiempo que jamás podrán extirpar de su memoria.

En el Continente, el gobierno convocaba a la gente a Plaza de Mayo para recibir el calor popular y sumar apoyo en donaciones y personas que se anotaban para ir a pelear.

Crónica 10 presentó tres informes, realizados por el periodistas Julio Klopemburg, los editores Fernando Vegas y Claudio Segura y el camarógrafo Flavio Catania que muestran testimonios de quienes fueron participes en la guerra o familiares de combatientes, donde se pueden acceder a fuertes y emotivos testimonios de lo vivido en esos días. De ese importante materal, se reproducen una serie de pensamientos que sirven para recordar lo que pasó en ese momento.

Adrián Urquiza, fue soldado clase '63 que combatió en Malvinas y recordó que lo despertaron a las cuatro de la mañana y lo embarcaron sin decirle a dónde iban y se encontró arribando a Puerto Argentino, primer destino de la toma de Malvinas.

Entre otros, uno de los episodios más graves que tuvo el conflicto fue el hundimiento del Crucero General Belgrano, torpedeado fuera de la zona de exclusión por un submarino nuclear británico, donde murieron 323 marinos.

Elda Oliva, esposa de Augusto Oviedo, se enteró por una radio uruguaya del ataque ilegal a la nave nacional. "Nos dijeron que el Belgrano estaba averiado y volviendo. Recién al otro día nos dijeron la verdad", recordó la mujer.

Dos hijos de una de las víctimas de ese episodio dijeron lo suyo: Oscar Oviedo mencionó que no tenía muchos recuerdos de su padre porque era muy chico,  "tenía tres años" y subrayó que "los torpedos cayeron en la sala de máquinas donde estaba él".

Sandra Acosta, dijo: "Hay mucha gente que no le pasó en carne propia lo que nos pasó a nosotros y a través de la memoria, del respeto y el amor hacia nuestros héroes vamos a lograr que la sociedad se concientice de qué fue Malvinas".

Otro episodio donde estuvo involucrado un soldado cordobés fue la participación de Coquito Romero, a quien lo mató una esquirla en la trinchera donde estaba y sólo tenía 19 años.

En la entrevista con Hugo Caballero, recordó que llegaban miles de cartas en apoyo y deseos de suerte para los combatientes.

Por su lado, Alberto Macías suboficial de la Armada, lamentó que "los argentinos tenemos una memoria muy frágil. y nos olvidamos de un acontecimiento tan importante".

Fueron 74 días desde que los soldados argentinos pisaron Malvinas, donde la información que se difundía no era la correcta y la sociedad apelaba a medios internacionales para saber qué ocurría en las islas.

Todavía, a pesar del tiempo transcurrido, el Estado no alcanzó a reparar las consecuencias de aquel hecho, donde los excombatientes no tuvieron el reconocimiento y acompañamiento que se merecían, mientras las familias carecieron de la contención para asimilar un episodio de semejante naturaleza.