Aquel 48,7 por ciento que marcó el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) como la inflación de 2018 o el más del 51% interanual, quedó lejos de responder a las necesidades básicas de los jubilados.

Es que, desde hace algunos años, la Universidad Nacional de Avellaneda realiza estudios sobre la cuestión, utilizando precios informados por el propio INDEC.

El último, determinó que la canasta más básica para los pasivos se elevó un setenta por ciento en el último año, de febrero a febrero.

Particularmente, la variación fue de los $ 5.250 a los $ 8.900.

Los mayores aumentos se dieron en alimentos y bebidas, con un 58,3 por ciento; seguidos por medicamentos (53%) y las tarifas de servicios y gastos de vivienda (un 52%).