En tres remotos valles de la cordillera del Hindo Kush y a caballo entre las fronteras de Afganistán y Pakistán, habita una etnia única: el pueblo Kalash o Kafir. Son poco más de 5.000 personas que han logrado mantener su tradicional estilo de vida. Allí, las mujeres caminan sin velo y toman alcohol; ellas mandan, eligen a sus maridos, se divorcian y viven en absoluta libertad.