Se dice que a la cuestión la venía dilatando el proceso Carlos Rosenkrantz, que cumple sus primeros meses en la presidencia de la Corte Suprema de Justicia. Finalmente, este martes sus propios pares lo frenaron, acordada mediante.

En el máximo organismo del Poder Judicial, el titular ya no podrá decidir, sólo por su cuenta, cuestiones tendientes a designación de empleados ni decisiones presupuestarias ni administrativas. Desde ahora, será necesario el aval de al menos tres integrantes del cuerpo. Es decir, junto a Rosenkrantz deberán firmar al menos dos más, entre Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda, Elena Highton de Nolasco y Horacio Rosatti.

Los condicionantes surgieron porque, en la apresurada llegada de Rosenkrantz como presidente asumió llevar adelante un proceso menos personalista y más transparente.

En medio del camino de dilación, el titular del cuerpo realizó tres designaciones de allegados, entre ellos llevando a su vocalía Mariano Braccia, que se desempeñaba en la AFIP, y designando a Agustín María Casares. Ambos están muy vinculados al Pro.

Desde ayer, Rosenkrantz sólo logró imponer que, entre los firmantes, debe estar él.