Según la psicopatología, los psicópatas tienen la capacidad de violar todo tipo de normas y aprovecharse y dañar a otros, sin sentir ninguna culpa. Suelen ser inteligentes, convincentes y muy hábiles para parecer buenitos, serviciales y confiables.

En los últimos años, afortunadamente, se han multiplicado las denuncias por espantosos casos de abusos a menores, que se traducen en una gran cantidad de juicios con posteriores condenas. La verdad es que los hechos suelen ser tan aberrantes, que cuesta mucho informar más allá de la generalidad.

Hace algunos días quedó finalmente detenido Miguel Ángel Priotti , quien era uno de los principales referentes del culto evangélico Esperanza de Vida de la ciudad de Pilar.

El Tribunal Superior de Justicia confirmó la condena de siete años de cárcel que le impuso la Cámara Séptima del Crimen, y tal como lo había pedido el fiscal Sergio Ruiz Moreno.

Priotti era un líder de esta Iglesia, y por consiguiente el depositario de la fe que muchas familias le profesaron hasta el final, totalmente entregados a este lobazo, incluso ante las evidencias más crudas sobre sus asquerosos actos.

Mientras profesaba los valores religiosos repletos de moralidad, y la importancia de la Familia como fruto de la sana espiritualidad, cuando se sacaba el disfraz de cordero, arremetía contra una adolescente que participaba de los grupos de discusión y adoctrinamiento sobre el valor del matrimonio. En ese contexto, se aprovechó sexualmente de la jovencita cometiendo un delito doblemente agravado: por su condición de guardador y ministro del culto.

La víctima pudo romper el shock y pedir ayuda a su madre, quien presentó la denuncia a pesar de la negativa del grupo familiar y del abuelo de la joven, quien era el Pastor de la congregación.

Sospecho, que no pocas situaciones como ésta deben quedar impunes ante los fuertes cerrojos que imponen los perversos victimarios que encuentran el disfraz perfecto a la hora de convertirse en “apóstoles del Señor”.

Claro que, en este caso, la niña logró meter su mano en el bolso para agarrar una piedra y vencer a un ogro, convirtiendo su dolor en una hazaña …la misma que la bíblica de David contra Goliat.