En la peligrosa revuelta policial de 2013, el fallecido ex gobernador José Manuel de la Sota se dio cuenta que los efectivos que protagonizaban el desaforado reclamo estaban absolutamente dispersos y que no tenían un vocero con quien dialogar o entablar negociaciones tendientes a destrabar el conflicto. Por eso eligió como interlocutor al abogado Miguel Ortiz Pellegrini, quien defendía a un grupo de uniformados. 

Años después, al intendente de la ciudad de Córdoba, Martín Llaryora, obviamente en otro contexto, le pasa lo mismo, según manifiestan hombre de su entorno.

Sin ver tal vez la solución que ideó De la Sota pero aplicándola probablemente sin proponérselo, busca opositores con quienes dialogar y anticipar su visión sobre el cuadro de situación que vive el municipio local.

Es difícil hablar con los opositores para el jefe del Gobierno municipal. Los caminos son complejos y los escenarios cambia día a día. ¿Con quién hablar?, ¿con los radicales?, ¿con qué radicales?.

Se aferró a su cordial e histórica relación con el diputado nacional Mario Negri y abrió un canal de diálogo y contactos. El parlamentario no juega en esa liga, pero apareció el nombre de su hijo Juan Negri analizar el presente y el futuro de la ciudad de Córdoba

Esto tampoco es gratis para nadie porque el hecho levantó alguna polvareda puertas adentro del radicalismo y también en la coalición opositora Juntos por el Cambio.

Los celos y las desconfianzas están siempre presentes, especialmente entre los opositores, siempre diestros para fabricar desencuentros.

En la provincia, el camino está construido a la inversa. Por las suyas, el radical Ramón Mestre busca contactos con el oficialismo provincial. “La situación actual amerita que nos juntemos todos los representantes de la política, del empresariado, los actores sociales, todos…”, razonan en el entorno del ex intendente.

El gobernador Juan Schiaretti se corrió, pero tomó el guante: estableció que existieran contactos de ese sector de la oposición con el vicegobernador Manuel Calvo y con el titular provisorio de la Legislatura, Oscar González, el último experto en el diálogo político con dirigentes que no militan en el peronismo.

El radicalismo siempre está en estado de convulsión y, ya con la elección de medio término en el horizonte, los dirigentes buscan no repetir el papelón de la elección pasada, cuando la coalición Juntos por el Cambio se fracturó y Negri y Mestre compitieron encabezando listas separadas.

En los comicios de 2021 –en Córdoba se vota para elegir diputados y senadores nacionales– el escenario, en principio, le es favorable a la oposición.

Sin embargo, aflora un viejo problema: en las listas al Congreso no hay lugar para todos los que pretenden ser.
Negri quiere ser candidato a senador, Mestre a diputado nacional… lo que parecería un inconveniente resuelto no lo es porque para abajo hay una importante lista de mujeres y hombres que se consideran con derecho a estar: el concejal Rodrigo de Loredo, por citar apenas un dirigente radical, cuya lista se prolonga en forma importante. Después están los anotados por los otros socios: Luis Juez del Frente Cívico, Héctor Baldassi y Laura Rodríguez Machado del PRO. Elisa Carrió no quiere que su partido quede afuera y reclama tener una voz del ARI Coalición Cívica en la nómina. La pulseada es compleja y será de largo aliento. Hay vacantes en ambas listas, pero no existe la posibilidad de aumentar las representaciones… “Las listas son de papel, no de goma”, graficó con pesar pero con humor un representante del sector.

De momento, la elección de medio término pasa inadvertida para la inmensa mayoría del electorado. Hoy, la preocupación central apunta a otra cosa. La pandemia y sus efectos quitan el sueño de los que están preocupados centralmente por la inseguridad, el desempleo, la inflación y la educación, entre otros temas. Pero el tiempo pasa volando y pronto el cronograma electoral comenzará a correr.