Hoy a las 12.30, en El Panal, la provincia de Córdoba, a través de su gobernador, Juan Schiaretti, le brindará un merecido homenaje a quien fue uno de los líderes de la Misión Argentina, el grupo de personas que hace 50 años ubicó en el circuito de Nurburgring a tres automóviles Torino, de neta producción nacional.

El ingeniero Oreste Berta, "El mago de Alta Gracia" será reconocido por su preponderancia en el proyecto de construcción de las tres máquinas que dieron pelea en las famosas "84 horas", una carrera de largo aliento, en la que una de ellas fue la que más vueltas dio al circuito y la que terminó en el cuarto lugar a causa de algunas penalizaciones.

El puntero máximo de ese emprendimiento, que puso en valor la lucidez y la capacidad de trabajo de parte del personal que trabajaba en la fácbrica IKA-Renault, en Córdoba capital, fue nada menos que Juan Manuel Fangio.

"El Chueco" fue el puente que sirvió para que los Torino compitieran con las mejores marcas del mundo. Su prestigio, inigualable en aquel entonces por sus cinco títulos mundiales en Fórmula Uno, fue imprescindible para que nueve pilotos en tres máquinas le mostraran a lo más granado del automovilismo de la capacidad técnica de la industria argentina.

El cuarto puesto fue un triunfo simbólico para la Misión Argentina. Fue la comprobación fehaciente de que en Argentina había recursos humanos e infraestructura como para competir entre los mejores. Y la inteligencia y la tenacidad de Berta fueron algunos de los argumentos que lo hicieron posible.