El juicio por el asesinato de la joven trans Azul Montoro puede ser un caso bisagra para la Justicia.

Es la primera vez que se juzga el asesinato de una persona trans como homicidio calificado por mediar violencia de género, o en otras palabras, femicidio.

El proceso iniciado hace algunas semanas en la Cámara Novena del Crimen tuvo jurados populares por tratarse de un delito grave, tiene desde este miércoles los alegatos

Fabián Casiva, el único imputado, enfrenta la única condena posible por la magnitud de los hechos, cadena perpetua. Se encuentra detenido en el penal de Bouwer.

El 17 de octubre de 2017, Azul Montoro fue brutalmente asesinada de 18 puñaladas en un departamento de la calle Rincón, cercano a la zona roja del Mercado norte.

Azul tenía 23 años, era mujer trans y trabajadora sexual. Ella era oriunda de Villa Mercedes, San Luis.

Fabián Casiva fue su último cliente. El hombre fue detenido porque en su poder tenía el celular que de Azul.

Tras su detención, Casiva alegó su inimputabilidad por razones psiquiátricas. Una primera pericia le había dado la razón.

Sin embargo, una segunda pericia ordenada por el fiscal de instrucción Guillermo González determinó que era imputable.

Además, el imputado ya poseía denuncias de violencia de género contra su madre y hermana.

Aunque la figura de transfemicidio no exista en términos judiciales, si existe el homicidio calificado por mediar violencia de género, comúnmente conocido como femicidio.

"Nosotros vamos a sostener la calificación legal de femicidio porque ella había logrado cambiar su identidad de género a partir de la Ley 26.743 de Identidad de Género", afirmó el abogado de la familia de Azul, Tomás Aramayo.

La ley establece que las personas trans sean tratadas de acuerdo a su identidad autopercibida. De esta manera, pueden acceder a un DNI con su género autopercibido y acceder a tratamientos hormonales e intervenciones quirúrgicas totales.