El comienzo del local fue arrollador, al minuto Jordi Alba le sacó el gol a Henderson , luego de una gran jugada de Mané y el suizo Shaquiri.

El asedio del Liverpool fue total en los primeros minutos. con intensidad arrollò al Barcelona que lució sorprendido y no reaccionaba.

Hasta que llegó lo inevitable en función del dominio rojo, la apertura del marcador a través de Origi, luego de un rebote de Ter Stegen, por un remate de Henderson que aprovechó un error de Jordi Alba.

La primera situación de gol del visitante fue de Messi , con un remate fuerte, que sacó Allison por encima del travesaño, luego de una jugada de Arturo Vidal y un centro de Coutinho.

A partir de allí, el primer tiempo se convirtió en una sucesión de llegadas en ambas áreas, con la mitad de cancha solo como zona de transición.

El zaguero Van Dijk le birló el balón al capitán del Barsa, cuando se aprestaba a definir. Después lo tuvo Coutinho y el propio Lío.

Ter Stegen le sacó un bombazo a Robertson, luego de otra jugada de Mané, la carta ofensiva más importante del equipo de Klopp, por las ausencias de Salah y Firmino.

La etapa inicial iba a finalizar con Messi como protagonista consular:, primero un remate que se fue ajustado al palo y después un pase filtrado, lleno de concepto para Jordi Alba, que no pudo definir ante la salida de Alisson.

El inicio del segundo tiempo encontró mejor al local, a la salida de un tiro de esquina, Ter Stegen encontró un cabezazo a quemarropa de Van Dijk.

Pocos lo imaginaron, pero el milagro se hizo posible en Anfield y más rápido de los esperado. Una ráfaga del recién ingresado Georginio Wijnaldum. En menos de 5 minutos empató la serie con dos goles. El primero ingresando por el corazón del área y rematando por debajo del cuerpo del arquero del Barsa. Y el segundo con un espléndido cabezazo a un ángulo.

El desconcierto de apoderó del Barcelona, que entró en pánico. Los fantasmas de Roma, sobrevolaron Liverpool. El año pasado había ganado en la ida por 4 a 1 y perdió contra el equipo italiano 3 a 0 en el Olímpico .

No pudo despertar de su peor pesadilla el equipo de Messi. Alexander Arnold sacó rápidamente un tiro de esquina, durmió el Barcelona y el belga Origi definió a voluntad para decretar lo que parecía imposible: el cuarto gol. Liverpool y Anfield estaban torciendo el destino e impidiendo el sueño de la triple corona.

El fútbol sigue siendo dinámica de lo impensado. Un deporte maravilloso. Sin Salah y Firmino, Jurgen Klopp debió apelar a Origi y Wijnaldum. Los hombres del milagro de la tierra de los Beatles.