Luego de los anuncios del ministro de Producción, Matías Kulfas, sobre el Plan Ganadero y la restricción a la importación de algunos cortes parrilleros hasta fin de año, el Gobierno nacional espera atacar decisivamente a uno de los problemas más preocupante en materia económica: la inflación de los alimentos.

La pregunta que ronda esta nueva intervención del Estado nacional en la comercialización cárnica es cuándo se reflejará la baja en la mesa de los argentinos. "Todo lo que se haga se verá a mediano plazo", afirmó Pedro Salas, presidente de la Sociedad Rural de Córdoba. "En un año empezaremos a ver resultados y hasta que se pueda tener carne de forma masiva".

Consultado por Nada del Otro Mundo, el dirigente rural indicó que, según el planteo del Gobierno, el Plan Ganadero buscará "aumentar la producción en 1 millón de kilos" y para ello habrá que esperar hasta la próxima temporada. Con el aumento de la oferta, se podrá exportar en niveles similares a los actuales y garantizar un mejor abastecimiento al mercado interno.

Salas reconoció dos aspectos problemáticos que afectan a la carne: la necesidad de aumentar la producción y el papel de intermediarios en la cadena de comercialización.

Pedro Salas, presidente Sociedad Rural Córdoba - NDOM (23-06)

"Lo ideal sería producir más, aumentar en un millón de kilos más. Porque mantenemos el mismo plantel de vacunos de hace 50 años con el doble de población. Ahí hay una descompensación que tenemos que cubrir", admitió el ruralista en comunicación con FM 102.3.

Sin embargo, para Salas, es imperiosa una medida que regule la cadena de precios: "Si ud ve cuanto cuesta la hacienda en Liniers verá que el precio promedio es de 150 o 160 pesos por kilo. Se calcula aproximadamente que el peso de un animal es 50% carne y 50% hueso. Entonces, cuando nos fijamos y la carne supera los 600 pesos en la venta final, no tiene justificación. ¿Qué pasa en la cadena que llega a ese precio?".

Para el dirigente, a esa diferencia en el precio final se la quedan los supermercados y otros intermediarios. "Para nosotros, ver estos precios nos alteran los nervios, porque es como que vemos nuestro esfuerzo con una rentabilidad mínima. Gana más el comerciante que el productor. Esto también hay que sentarla en la mesa y debatir".