Luego de que se promulgue la normativa que obliga a las mutuales a hacerse cargo de los costos del tratamiento contra la fibrosis quística, llega el alivio para los padres que decidieron ponerse la causa al hombro a pesar de haber perdido a sus hijos.

Tal es el caso de Luis Garay. Dos de sus hijos murieron tras padecer la enfermedad y el hombre recorrió el país en bicicleta para juntar firmas por la ley que declara de interés nacional la lucha contra la fibrosis quística y establece que todos los tratamientos vinculados a esta enfermedad quedan incluidos en el Programa Médico Obligatorio.

Se aprobó la Ley de Fibrosis Quística: mutuales deben solventar los tratamientos

En diálogo con Canal 10, Garay dijo que "la lucha valió la pena. Incorporarse con esa locura de la bicicleteada del año pasado terminó uniendo a todos esos padres que estaban diseminados por el país, luchando por una misma causa. En esa planillita de firmas se involucraron 24 provincias que terminaron sacando de los cajones a la ley, donde estaba dormida", expresó.

"Teníamos el miedo del veto, porque había algunas palabras del ministro de Salud que confundieron, pero por suerte salió con la inclusión del certificado de discapacidad, para que los tratamientos sean cubiertos al cien por ciento. La salud es responsabilidad del Estado", destacó el hombre a Crónica mediodía.

Así, las obras sociales deberán cubrir los costos de medicamentos, cirugías e internaciones. Antes, los padres "tenían que empezar a presentar amparos legales para poder tener la cobertura", pero ahora "esta ley garantiza los tratamientos, medicamentos y lo esencial para las familias con fibrosis quística".

"La pérdida de los hijos nunca se olvida. Jamás se va a olvidar que hubo dos hijos en mi vida con fibrosis quística, pero no me guardé el dolor, porque la enseñanza que mis hijos me dejaron a mí la convertí en solidaridad. Ser solidario con los demás, ayudar a esos padres que hoy empiezan una nueva vida y que tienen un futuro más digno, con una ley nacional que los va a amparar para poder tener más adultos con fibrosis quística", valoró Garay.

En el camino recorrido, el hombre conoció historias de otras familias que convivían con la enfermedad de uno de sus miembros. "Conocí a chiquitos de siete a diez años sentenciados con una mochila de oxígeno porque el Estado nunca se hizo presente. Hoy en día esos chicos van a tener otra calidad de vida. Cuando el Estado es responsable, la salud tiene otro futuro", concluyó.