Durante la madrugada del 6 de enero de 1992 una gran tormenta afectó la zona oeste de la provincia de Córdoba. En 6 horas se registró una precipitación récord de 240 milímetros en la cuenca alta de los arroyos Jaime y Noguinet. Se desbordó luego su cauce natural llevando gran cantidad de sedimento hacia San Carlos Minas

Las consecuencias fueron múltiples y trágicas. Se destruiyó el centro de dicha localidad, casas enteras y automóviles que desaparecieron bajo sus aguas y barro.

Cuando el agua ya había cedido casi en su totalidad los ciudadanos sobrevivientes pudieron observar como gran parte del pueblo, junto con 42 vecinos, habían desaparecido por la tragedia.