En 2020, en un lapso de cuatro meses, hubo tres casos de gatillo fácil en Córdoba. El 4 de julio fue asesinado José “Beco” Ávila, el 6 de agosto Blas Correas y el 25 de octubre Joaquín Paredes en la localidad de Paso Viejo.

Si bien los casos fueron elevados a juicio, desde entonces aunque se hayan modificado algunos nombres, no hubo cambios significativos en la estructura y accionar de las fuerzas de seguridad, pues el pasado 10 de julio, en La Falda, Jonathan Romo perdió la vida al ser atacado brutalmente por efectivos policiales.

Para debatir el tema, el programa Redacción Abierta invitó a Miguel Robles, especialista en Seguridad; Adolfo Ruiz, periodista; y Soledad Laciar, mamá de Blas Correas.

Los tres coincidieron en que el problema es muy grave, apuntaron contra el encubrimiento policial y exigieron transformaciones en la matriz cultural que da forma y contenido a la Seguridad provincial.

“No es la primera muerte de un chico, como tampoco que aparezcan ahorcados en sus celdas. La cuestión es que se tapan por este sistema, que sería como la agencia represiva del Estado, que incluye a la Policía, el Servicio Penitenciario, la Política y la Justicia. Lo sorprendente para bien es que haya llamado la atención el caso Romo, que estén saltando fusibles, que la Jefa de la Policía haya sido interpelada y que el tema se ponga en discusión en la sociedad”, sostuvo Ruiz.

“Existe un sistema de complicidades. Por ejemplo, Jonathan ya había sufrido violencia institucional pero no se investigó. Incluso fue de parte de dos de los mismos efectivos que hoy están detenidos por su crimen”, señaló Robles y dijo que Romo es el George Floyd de Córdoba, “no hubo resistencia, no era necesario aplicar fuerza”.

“No es tan grave él que le disparó a mi hijo, como todo lo que paso después. El encubrimiento es lo más peligroso que pasa dentro de la Policía, deshumanizados hay en todos lados. Eso tienen que cambiar, es responsabilidad del Poder Ejecutivo y el Poder Judicial debería acompañar”, expresó Laciar.

Por eso, para ella, en el juicio por la muerte de Blas muchos de los responsables no tendrán las penas que les corresponden.

En consonancia, hablaron Robles y Ruiz. “El sistema de encubrimiento aparece inmediatamente después de que ocurre el hecho, parece que están contagiados para mentir y avalar una practica asesina”, indicó el especialista en Seguridad. Mientras que el periodista señaló:

“Se cumple más el protocolo de encubrimiento que el de trabajo”.

En ese sentido, Laciar manifestó que hay que dejar de hablar de la Policía como si la condujera un extraterrestre: “Acá hay un problema político grandísimo. La Seguridad en Córdoba no va más y la cabeza es Juan Schiaretti, es él quien tiene que tomar las decisiones”. Además insistió en que Alfonso Mosquera debería renunciar. “Está claro que el ministro de Seguridad no quiere modificar nada, los cambios son para la tribuna. Habría que empezar probando con alguna otra persona que demuestra intenciones de cambios profundos”, afirmó.

Para Robles esta seguidilla de hechos le genera altos costos a la política, “entonces no se entiende porque no buscan un cambio que genere una nueva matriz en la seguridad de Córdoba. Si no se modifica el paradigma cultural, el cambio de nombres no significa nada”.

“Si no están capacitadas técnicamente o culturalmente, no están fallando las fuerzas de seguridad, sino la conducción política y judicial. Nos podemos cansar de sacar a las cabezas de la Policía o del Ministerio pero mientras siga existiendo ese paradigma tendremos los mismos resultados, porque no cambiamos la raíz del problema. El problema se acerca más al Palacio de Justicia que al Panal", aseguró Ruiz.

Los tres invitados también coincidieron en que la gente le tiene miedo a la policía.

Según Robles, quien fuera titular de Delitos Complejos de Ministerio de Seguridad de la Nación, el temor se sustenta en las escenas de brutalidad innecesarias que se repiten una y otra vez.

“Sabemos que se puede dar otro hecho, es un continuo de situaciones donde mueren personas y ya no son sólo los “pobres” de “gorra”, casi todos los cordobeses corren peligro de enfrentarse a estas situaciones ”, aclaró.

También lo piensa la mamá de Blas: “No puede ser que lleguemos asustados a los controles, la policía tiene que transmitir otra cosa, no sé cómo, pero practicando tiro no se logra. El cambio es profundo, difícil y largo, pero hasta ahora no arrancaron con nada. Hay que ver cuántas muertes más le generarían un problema. De mi hijo no les preocupó lo que hicieron, sino a quien, se equivocaron de presa dicho por ellos mismos. Es muy grave lo que pasa”, concluyó.

Tras el Caso Romo: violencia institucional y abuso policial en Redacción Abierta