En un año donde la facultad de Psicología tuvo mucha preponderancia en la colaboración con el sostenimiento de la salud mental de la población en este contexto de pandemia y cuarentena, también está festejando un hecho muy importante: cumplió un año desde la aprobación del nuevo plan de estudios para la licenciatura en psicología que se adapte a la realidad social que sin dudas fue cambiando.

En la actualidad ya la psicología es una de las profesiones más demandadas que existen ,más de 80 mil profesionales en todo el país y es la segunda facultad con mayor cantidad de estudiantes de la UNC con 17.500 inscripciones .

El nuevo plan de estudios plantea pluralidad teórica, metodológica y transdisciplinar, con prácticas desde el comienzo del cursado, prácticas en ámbitos internacionales y organizado en torno al contexto social que esté ocurriendo en el momento.

En plena pandemia el mundo fue cambiando y el desafío fue adaptar la currícula al nuevo plan de estudios y las acciones de extensión a la realidad social.

La Psicología constituye una disciplina científica multiparadigmática que da sustento a las prácticas propias del campo psi.

En tanto tal, posee un perfil bifronte comprendiendo ámbitos de intervención y aplicación tanto profesionales como académicos.

Estos aspectos deben reflejarse en el perfil de egreso y en los objetivos de la carrera.

La Psicología en tanto práctica académica y profesional es, per se, una práctica social relevante.

También, en algunos ámbitos de aplicación, emerge como práctica de salud mental significativa.

Ello supone una mirada atenta a los atravesamientos socio-culturales, políticos y contemporáneos que la constituyen, en un complejo interjuego de condicionamientos y márgenes de libertad.

A su vez, requiere una actitud reflexiva y responsable, atenta al lugar social prominente que nuestra profesión ocupa en lo social, lo cual sin dudas debe reflejarse en los objetivos de la carrera y el perfil del/de la graduado/a al que apunta.

Vivimos en un mundo global, que nos desafía constantemente a movernos en la tensión entre lo global y lo local.

Se trata de una tensión irresoluble que implica una mirada atenta a la necesidad de inserción en las redes de relaciones globales, pero con una fuerte defensa y valorización de los marcos identitarios y de acción locales.

En esa línea, resulta sustancial valorar la pertinencia local de la enseñanza de la psicología y colocar los cánones internacionales de calidad en función de las demandas locales de la comunidad hacia la psicología.

Este movimiento debe, asimismo, orientarse por un pensamiento decolonial que cuestione los estándares impuestos desde otros contextos y en el marco de otras relaciones sociales, académicas, científicas y políticas.

Ello denota la importancia de sumar perspectivas críticas de producción del conocimiento en América Latina en la formación de los/as futuros/as graduados/as.

Se observa necesario encarar dicho proceso sin caer en la trampa de los abordajes y miradas radicales.

Sostener la tensión local-global supone recuperar los aportes internacionales y locales, enmarcando apropiadamente los saberes en su contexto de producción y aplicación.

Por su parte, la decolonización del saber implica un cuestionamiento a las relaciones saber-poder que implica mirar críticamente la hegemonía de ciertos saberes, sin por ello desestimar los significativos aportes que pueden hacer.

Así, no significa dejar de leer autores/as extranjeros/as, significa que la colonización es ideológica, conceptual y epistemológica y por ello debe ser repensada críticamente.

A su vez, implica empezar a sumar y revalorizar perspectivas locales, y análisis contextualizados de las intervenciones en la bibliografía que se propone al estudiantado.

Las dos dimensiones precedentes deben ser ejes orientadores de una nueva forma de concebir la relación entre lo que la sociedad demanda de los/as universitarios/as y las opciones formativas de calidad que la universidad pública genera.

Al respecto, la pertinencia social de las propuestas formativas se constituye como un principio rector orientado a garantizar que la universidad pública genere opciones educativas guiadas por los cambios producidos en la sociedad y por las demandas de la comunidad.

Dichos aspectos son, también, los que deberían orientar el establecimiento de los estándares evaluativos, alejándonos de esta manera de la actual mirada hegemónica respecto de una calidad sin contexto, y una propuesta educativa desconectada de las necesidades sociales.

El principio orientador debe ser la ubicación contextual de las prácticas formativas de aprendizajes profesionales en la búsqueda de una calidad que se adecúe a las necesidades de los pueblos.

Al mismo tiempo, ello implica un modelo formativo que garantice que la formación estará marcada por el desempeño y por la práctica profesional estando a la altura de las demandas, ya sea del Estado como de otros actores sociales, y respetando la diversidad socio-cultural.

Ello adquiere especial relevancia en el actual contexto de desvalorización de la ciencia psicológica en tiempos neoliberales.

En ese sentido, la formación curricular debe apuntar a una sólida defensa de nuestra profesión, y también del rol del Estado y las instituciones públicas.

Respecto de este último aspecto, la carrera de Licenciatura en Psicología de la UNC se guía con el objetivo de enseñar y aprender en lo público, desde lo público y para lo público.

Ello implica la defensa de la universidad pública, gratuita, abierta y laica.

Todos los días por Canal 10 te informamos desde Canal U con el equipo de Data Universitaria: Mónica Reviglio y Sergio Antoniazzi.

Seguinos también en: WEB: https://www.cba24n.com.ar FACEBOOK: https://www.facebook.com/Canal.10.SRT/ TWITTER: https://www.twitter.com/canal10cba INSTAGRAM: https://www.instagram.com/canal10cba