Cada viernes por la tarde, Ester Gallardo, 79 años, se sienta en la cocina de su casa de barrio Sarmiento, en San Francisco, y piensa: “Quiero salir, quiero cantar, quiero ir al ensayo”. 

El coro se juntaba los viernes. Cada tanto viajaban a encuentros. Desde febrero de 2020 no ve a sus compañeras. La pandemia por Covid-19 le impuso a Ester un aislamiento físico, social y familiar. Pertenece a uno de los grupos más afectados: los adultos mayores. Para ellos, la principal forma de prevenir el contagio fue el aislamiento, por lo que perdieron todas las herramientas de entretenimiento, de apoyo mutuo y de solidaridad para sostenerse.

Palabras mayores- ENCOVIDCHADOS

Arte: Tomás Gamboni (@art_gamba)

“Tengo una amiga, Natividad, que es muy religiosa, cada tanto me llama y después de conversar me dice: `te canto un poquito`”, cuenta Ester. Ella estaba habituada al uso de WhatsApp. Pero no es el caso de la mayoría de las personas mayores. Muchas tuvieron que adaptarse rápidamente a la tecnología para no quedar absolutamente aislados. 

Los audios enviados en el fragor del aislamiento a amigas, nietos, amores y viejos compañeros de talleres son el registro de un año en el que la voz fue una manera de poner el cuerpo y de estar presente. Con ese material, cba24n.com.ar compiló este especial sonoro. “Abrazo” fue el sustantivo que más repitieron. “Extrañar”, el verbo que más usaron.

Cuentos, besos y pésames por celular, la pandemia de los adultos mayores

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ESPACIOS VACIOS. Los centros de jubilados y espacios que nuclean a personas mayores se vieron obligados a cerrar con los primeros contagios en Argentina. Las colchonetas de yoga quedaron apiladas en un rincón, los equipos de música apagados, y los bolsones alimentarios ya no se repartieron en los más de cuatrocientos centros que tiene Córdoba. Algunos, pudieron adaptar propuestas específicas al modo virtual, como el espacio social, cultural y recreativo Arturo Ilia que tenía una matrícula de cuatro mil estudiantes y se redujo considerablemente.

También el Área de adultos mayores de la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNC impulsó nuevos espacios socio educativos con modalidad virtual, con talleres en los que participaron cerca de mil personas.

“Aprendimos a hacer más fuertes los vínculos con los amigos, a apoyarnos”, cuenta Norma Manjón (80), alumna de uno de los talleres. “El día del himno salimos todos a caminar por el centro. Un compañero nos guiaba con sus palabras como si fuéramos desfilando de verdad”. 

Cuentos, besos y pésames por celular, la pandemia de los adultos mayores

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Para comenzar el 2021, el Centro de Promoción de Adultos Mayores (CEPRAM) también realizó una encuesta de la que participaron 500 alumnos (la mayoría mujeres). Pese a la incertidumbre, el 94% respondió que su estado de salud durante la pandemia fue bueno y mencionaron, entre las estrategias de adaptación, “comer mejor” y “dormir más horas de lo habitual”. Sus preocupaciones no fueron solo sus condiciones de vida. Muchas fueron sostén emocional y social para las generaciones más jóvenes, cuando necesitaron apoyo al perder trabajo o enfermarse. 

El desafío fue la adaptación a la tecnología. Pese a que muchos ya disponían de un teléfono celular inteligente, tuvieron que incorporar nuevas herramientas como WhatsApp (97.4%), Zoom y plataformas similares (39,3%), Facebook (10,8%) y correo electrónico (9,6%). Fue el medio para interactuar con amigos, familiares y conocidos, pero también, siete de cada diez, dijo que las usó para tomar clases virtuales. 

ABUVIRTUAL. Silvia Spedale tiene tres nietos. Hasta marzo del 2020 se visitaban, jugaban y leían cuentos. Pero todo eso se cortó con la llegada del Covid-19. “Al principio sentí mucha tristeza, usábamos el celular  pero no era lo mismo. Yo inventaba cuentos y canciones para mandarles me pareció la mejor manera de que estemos en contacto”, dice. A cambio, ella recibía videos de sus nietos disfrazados y actuando. 

Cuentos, besos y pésames por celular, la pandemia de los adultos mayores

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Algo parecido vivió Silvia Martínez que a sus 65 años vive con su padre, Alberto, de 89. Cada tanto, recibían la visita de sus nietos. Pero con el virus amenazando, tuvieron que pasar nueve meses sin verse. “Nos reinventamos, nos amigarnos mucho más con la tecnología y con cosas que no estaban en nuestra vida cotidiana”, dice. 

El cumpleaños 89 de Alberto la familia entera (hijos, nietos y bisnietos) se vio las caras, al menos por Zoom. Ese día se conectó hasta una nieta que vive en Miami. “Beto soplo las velas, todos hablábamos al mismo tiempo, un lindo lío”, recuerda Silvia. 

ZOMPLEAÑOS. El 14 de febrero Juanita Vidal cumplió 96 años. Esta vez no hubo fiesta con amigas, ni se juntó con el grupo de coro Acorde Mayor, de Salsipuedes, donde vive. Los lunes, después de tomar el té, Juanita caminaba con alguna de sus compañeras hasta el centro de Jubilados, donde funciona el coro. Para este aniversario los directores del coro se encargaron de hacerle llegar los mensajes que fueron enviando vía WhatsApp sus compañeros. En muchos de los mensajes se ponía en evidencia el deseo de volver a estar juntas.

Cuentos, besos y pésames por celular, la pandemia de los adultos mayores

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LAS DESPEDIAS. El 29 de marzo de 2020 murió la primera persona con diagnóstico Covid-19 en Córdoba. Una mujer oriunda de La Cumbre de 89 años, con antecedentes de diabetes, hipertensión arterial y demencia senil. Desde entonces, la muerte fue una constante. El temor y la posibilidad de que a muchos les toque de cerca, una sensación cotidiana. Y a muchos les tocó.

Fue el año de las despedidas en soledad, con lágrimas, pero sin abrazos y con la ausencia de los ritos sociales que rodean a la muerte y acompañan el proceso de duelo. Frente a esta nueva normalidad aparecieron rituales o ceremonias de despedida. 

“Chicas recién hablé con la señora de Víctor, Olga y le di el pésame en nombre de todo el grupo. Nos agradece. Recién venían del crematorio. Les agradece todo, las condolencias, las muestras de cariño. Lo vamos a extrañar al Víctor, pobre Víctor”, dice a través de un audio Mari San Roque, del grupo de gimnasia del centro de jubilados de Barrio Sarmiento.

El 25 de febrero, Ester Gallardo fue a sacar su turno para vacunarse. “Perdí la contraseña del CIDI así que tuve que pedir ayuda”, contó. La llegada de la vacuna lentamente les va devolviendo la esperanza de recuperar el tiempo perdido, los abrazos y besos postergados, los encuentros con los amigos y la familia. Todo lo aprendido quedará guardado en esas memorias ancestrales: los cuentos, besos y pésames por celular, la pandemia de los adultos mayores.