¿Nos tendremos que acostumbrar a los apagones?
A la mañana llovió, pero poco, el día amaneció fresco y gris. A la siesta salió el sol, aumentó la temperatura, la humedad levitó, no corrió una gota de aire: sensación térmica insoportable. Al atardecer se levantó un viento que volvió a refrescar el día. Y apenas se escondió el sol, volvió la luz. Tres horas antes, a las 16:30, justo en el horario de máxima temperatura y, al mismo tiempo, de máxima demanda eléctrica del día, se había cortado el suministro eléctrico en casi medio país.
¿Qué provocó el apagón masivo?
Fuentes oficiales informaron que a las 16:00, un incendio afectó el tendido eléctrico de alta tensión de 500 kV del Sistema Argentino de Interconexión (SADI) en provincia de Buenos Aires, entre General Rodríguez y Campana, a la altura de Pilar. La central de generación eléctrica más cercana es la Central Nuclear Atucha I.
Por el incendio de pastizales próximo a las torres de alta tensión, se habría perturbado fuertemente el sistema. Atucha I fue la primera en verse afectada por cercanía, salió del SADI por razones de seguridad, yendo a una parada segura.
¿Una central que se apaga hace caer todo o casi todo el sistema?
Atucha I representa el 1,5% de la generación eléctrica total en su capacidad máxima. Junto a la Central de Embalse, suman el 4%. El sistema eléctrico es una red interconectada. Todas las centrales de generación eléctrica (nucleares, térmicas, hidroeléctricas y renovables) están interconectadas y trabajan juntas para suministrar energía eléctrica al sistema. Cuando se produce un apagón en una central de generación importante, como Atucha I (no solo por la potencia, sino también por la ubicación), la carga de energía que suministraba esta central debe ser absorbida por las demás centrales interconectadas.
Es posible que, además de verse perturbadas por las fallas debidas al propio incendio, al salirse Atucha I, las otras centrales de generación no hayan podido absorber de inmediato la carga adicional debido a que estaban operando cerca de su capacidad máxima (el apagón ocurrió en el horario de máxima demanda, ver gráfico abajo).
También pudo ocurrir que el sistema de distribución no está preparado para manejar esa cantidad de energía adicional. Esto provocó una caída en la producción de energía de las otras centrales, lo que finalmente llevó a un corte masivo en 2/5 partes del país. Es decir, el incendio primero y la salida intempestiva de Atucha I después, pudieron haber provocado una sobrecarga en las demás centrales de generación, las cuales se vieron obligadas también a salir del sistema. Efecto dominó en horario pico.
¿Qué provocó el fuego?
Los peritos dirán. Lo cierto es que, ya sea intencional o debido a los pastizales y los tres treinta (más de 30° de temperatura, más de 30 km/h de viento y menos de 30% de humedad), si hay un incendio próximo a una línea de alta tensión, aunque los cables no se quemen directamente, el flujo normal de electricidad en la línea podría verse afectado por varias razones: se dañan los aisladores, se produce un cortocircuito, se interrumpe el flujo eléctrico normal; el calor del fuego hace que se expandan los cables eléctricos, se estiran, se altera la tensión, se afecta el rendimiento de la línea; el humo y las cenizas del fuego también pueden acumularse en los conductores, cae la tensión, el flujo disminuye; el humo también puede interferir con las mediciones, el control de la línea.
Es decir, existen muchas posibilidades. Hasta la hipótesis de un incendio de pastizales provocado por una chispa de las propias líneas de alta tensión (en horario de máxima demanda), aunque menos probable, también es posible. Los peritos dirán.
¿El SADI está funcionando al máximo de su capacidad?
Aunque el SADI puede soportar una sobrecarga de hasta el 10% de su capacidad nominal de generación y transmisión sin comprometer la estabilidad del sistema, este valor puede variar según las circunstancias específicas en cada situación.
¿Cómo influye el cambio climático?
El clima tiene un doble impacto en el sistema eléctrico. Por el lado de la demanda, especialmente en los meses de verano e invierno, las temperaturas extremas hacen crecer el uso de sistemas de calefacción y aire acondicionado. Esto genera picos en la demanda, lo que requiere mayor generación y distribución de energía para satisfacerla.
Por el lado de la generación, también impacta en la cantidad de operaciones y el mantenimiento del sistema eléctrico. Eventos climáticos extremos, tormentas, nevadas, temperaturas muy altas dañan la infraestructura, las líneas de distribución y transmisión, los equipos de generación, los transformadores. Y sin contar los incendios de pastizales.
Más allá de lo que digan los peritos sobre el origen del fuego, bajo cualquier hipótesis, pareciera que el SADI está funcionando a tope y sin tener en cuenta el aumento de demanda eléctrica post-pandemia y la cantidad de eventos climáticos extremos que vivimos y viviremos hasta que cambiemos el chip y el cambio climático.
Se deben tomar medidas para prevenir incendios cerca de las líneas de alta tensión, se deben realizar más inspecciones regulares, detectar posibles daños futuros. Se requieren mayores inversiones, más monitoreo, una modernización y actualización de todas las infraestructuras eléctricas.
La electricidad producida con energías renovables, los sistemas de almacenamiento adecuados, la generación distribuida, más que alternativas, comienzan a ser urgencias para descentralizar y descomprimir el Sistema Argentino de Interconexión.