Por Eduardo M. Aguirre (*)

Hablar de trabajo remoto (o homework) en 2020 no implica novedad alguna, en gran
cantidad de empresas no solo forma parte de su cultura, ya es un hábito que arrancó
tímidamente a principios de este siglo y hoy evolucionó de la mano de los millennials
hacia el “smart working”: no importa dónde uno se encuentre, la premisa es cumplir los
objetivos.

Los números hablan por sí solos: según The Deloitte Millennial Survey, el 64% de los
integrantes de esta generación consideran a la flexibilidad para trabajar desde cualquier
lugar un valor importante. Por eso, esta tendencia sigue en aumento.

Lo que seguramente ni el más acérrimo entusiasta del trabajo remoto imaginó es que
esta modalidad laboral no solo sería una opción para las empresas e instituciones, sino
que saldría literalmente en auxilio de la continuidad de sus actividades diarias.

En Italia está sucediendo, toda actividad que puede realizarse desde el hogar se lleva a
cabo de ese modo. Solo deben presentarse a trabajar quienes están afectados a los
servicios básicos (como la salud) y a la venta de alimentos, aunque ha crecido de modo
exponencial la venta online. Ni siquiera las clases son presenciales, desde el pasado 20
de febrero y hasta el 3 de abril las aulas en la península permanecerán cerradas. El
dictado sin embargo no se ha detenido, los docentes preparan sus clases y las suben a
YouTube para que los niños, niñas y adolescentes las vean en sus hogares. Utilizan
además salones virtuales para que los alumnos se conecten, participen y disipen sus
dudas.

Ahora bien, ¿qué puede pasar en nuestro país si la situación llega a asimilarse a lo que
están viviendo los italianos? ¿Están preparadas nuestras empresas, instituciones
públicas y fundamentalmente el sistema de educación pública para asumir el desafío de
continuar con sus actividades en modo remoto? Es claro que la realidad argentina no es
uniforme, de concretarse esta hipótesis no producirá el mismo efecto en las ciudades
más grandes que en las poblaciones más pequeñas. Partiendo de la conectividad, un
insumo esencial para la educación y el trabajo remoto que si bien ha mejorado en el
interior, aun no equipara las prestaciones de los centros urbanos.

El rector de la Universidad Nacional de Córdoba Hugo Juri, reveló hoy que la casa de
altos estudios está prácticamente lista para la educación a distancia.

Naturalmente la prioridad de las autoridades es la situación y la precaución sanitaria,
pero sin dudas todos debemos prepararnos para la eventualidad de tener que realizar
nuestras tareas habituales y las de nuestros hijos desde el interior de nuestros hogares.

*Periodista móvil especializado en Tecnología