En los últimos días circularon por redes sociales una serie de frases atribuidas al presidente francés Emanuel Macron que eran falsas. Allí, el mandatario galo supuestamente amenazaba con que quienes debían encerrarse a partir de ahora eran quienes no se vacunen, y no el resto.

Si bien, las afirmaciones no son correctas, ya que Macron nunca pronunció estas palabras en su discurso del 12 de julio pasado donde anunció las nuevas medidas, estas tienen un correlato con la realidad. Ya que lo establecido por el gobierno francés a partir del mes próximo tiene la clara intención de acelerar el proceso de vacunación, convenciendo de alguna manera a quienes, por ahora, decidieron no inscribirse para ser inoculados contra el covid-19.

Lo que efectivamente aseguró Macron es que la vacuna “sigue siendo la única forma de protegerse y proteger a los demás”, por lo que es necesario “avanzar hacia la vacunación de todos los franceses” ya que es “la única forma de volver a la vida normal”.

El presidente enviará la batería de medidas al Parlamento para su tratamiento y aprobación, y, aunque afirmó que “la vacunación no es obligatoria de inmediato para todos”, aclaró que el gobierno intentará extender “el pase de salud tanto como sea posible para alentar a la mayor cantidad posible” de franceses para que sean inmunizados contra el coronavirus.

Entre otras medidas, el gobierno establece que la vacunación será obligatoria para el personal de salud, para personas con discapacidad, y para todos los profesionales o voluntarios que trabajen con personas mayores o frágiles.

Al mismo tiempo, se implementará un “pase de salud” para lugares de “ocio y cultura” comenzando el 21 de julio. Mientras que también será necesario para asistir a “cafés, restaurantes, centros comerciales, hospitales, residencias de ancianos” o tomar “aviones, trenes y autobuses para viajes largos”. En caso de no contar con carné de vacunación, las personas deberán mostrar un PCR con resultado negativo realizado en las 48 horas previas, el cual no será gratis, sino que tendrá un costo aproximado de 50 euros.

Estas medidas provocaron una oleada de protestas de una masividad importante en varias ciudades de Francia, con epicentro en la capital, e incluso se registraron ataques contra dos centros de vacunación. Las manifestaciones fueron convocadas, de manera separada, tanto por la extrema derecha como por la extrema izquierda. Una de las figuras políticas que se puso al frente de las manifestaciones fue Florian Philippot, un dirigente de ultraderecha que llegó a ser mano derecha de Marine Le Pen pero ahora anunció que intentará ser candidato a presidente en 2022. Ambos sectores ven las medidas del gobierno como un ataque a las libertades individuales.

Lo cierto es que, en un país que se considera a si mismo como la cuna de la libertad, con una fuerte tradición política liberal, este tipo de normas generan cierto “ruido” entre sectores importantes de la población.