Las internas son saludables en las fuerzas políticas porque su ejercicio permite dirimir diferencias,  conceptuales o metodológicas. Las internas están reguladas en los Estatutos de todos los Partidos democráticos y permiten encontrar síntesis constructivas para el ejercicio de la política. Las internas son buenas y necesarias. Lo malo es el "internismo" porque es una enfermedad de la Democracia. El internismo mantiene y profundiza la incertidumbre política. Es una amenaza al sistema democrático y puede ponerlo en riesgo. El estado de disputa e internismo permanente pone en riesgo las instituciones de la sociedad. 

El ejercicio de las internas permite mantener la buena salud de los grupos políticos porque después de dirimir, en elecciones, diferencias y propuestas, se unifican y van juntos hacia adelante. En cambio cuando se empantanan en el internismo,  no pueden avanzar y terminan con enfrentamientos constantes y disputas que les tapan el horizonte. Ésto es lo que está ocurriendo en el Frente de Todos y es sumamente grave y peligroso, porque tienen el ejercicio del gobierno por mandato popular.

Las disputas dentro del oficialismo sólo producen decepción en la ciudadanía y profundizan la crisis que padecen los Argentinos. La base de sustentación del gobierno comienza a debilitarse y si no se modifica esto rápidamente y en el futuro inmediato,  pronto perderá el apoyo sustancial que necesita para proyectarse hacia 2023. Sí Alberto no logra solidez política pronto, no podrá renegociar nuevos refinanciamientos de la deuda contraída por Macri. El mundo sigue cambiando y será indispensable lograr nuevos acuerdos con el Fondo en el mediano plazo.

La dirigencia oficialista deberá enfocarse en las necesidades urgentes de la gente pobre, hoy más que nunca, porque los que generan la inflación son los mismos que buscan el fracaso del gobierno, para volver rápidamente a sus políticas neoliberales de explotación y entrega. Ellos van a profundizar la crisis y más ahora cuando la población no siente expectativas de mejoras inmediatas. Ellos manipulan con sus Medios e instalan sus engaños y mentiras. El Gobierno sólo podrá garantizar la paz social sí reconstruye la confianza de la mayoría. Sí no lo hace muy pronto, se quedará sin tiempo para lograrlo. 

Muchos gobiernos han caído antes de terminar su mandato por no ver la realidad o por no poder cambiarla. Este es el peligro más grande. Cuando el internismo se suma a la sagacidad dañina de los opositores, mas la desilusión y desesperanza de los más necesitados, es el caldo de cultivo explosivo que sólo tiene destino de violencia y caos. Aún estamos a tiempo de evitar lo peor que podría ocurrir, pero todo depende de la lucidez de los cuadros oficialistas que nos gobiernan.