Sandra Goñi, una de las virólogas más reconocidas y consultadas del país a partir de la crisis mundial por Sars Covid-19, conversó con nosotres en torno a las cuestiones que más preocupan en la actualidad.

La especialista comienza contándonos sobre las características biotecnológicas de los diferentes tipos de vacunas que están desarrollándose y usándose actualmente en diferentes puntos del planeta.

La consideración de estas particularidades conduce al planteo en torno a la seguridad del uso de dos estrategias que resultan ciertamente novedosas; nos referimos a las vacunas que usan doble vector viral (caso Sputnik V, por ejemplo) o ARN mensajero (caso Pfizer, entre otras).

Como se sabe, las especulaciones respecto de los posibles efectos secundarios que estas tecnologías podrían implicar han circulado con fuerza, abonadas por el recurso de “inmunidad legal” que numerosos laboratorios habrían solicitado para eximirse con antelación de toda responsabilidad ante eventuales problemas.

De esta manera, como investigadora experta en virología, Sandra comparte su punto de vista respecto de la confiabilidad así como de la prudencia –como en el caso de cualquier otro tipo de vacuna– de su administración en ciertos grupos poblacionales que presentan condiciones de salud preexistentes, y que –por tanto– requieren de cuidados particulares.

Asimismo, reflexiona a lo largo de la charla sobre el conjunto de propuestas que se desarrollan desde la medicina alopática, en este caso vinculado al desarrollo de vacunas, y su inscripción en un marco de diversidad cultural, pocas veces reconocido.

Así, y para el caso de América Latina, sopesa las implicancias de reconsiderar algunas perspectivas provenientes de comunidades indígenas, que abrirían a una comprensión más amplia e integral de la noción de “salud”, de ninguna manera escindida de la salud ambiental.

Finalmente, Sandra nos ayuda a entender la lógica de producción y distribución de estas vacunas en el mapa geopolítico actual, cuestionando los privilegios de los que muchos países gozan al momento de recibir las primeras partidas de producción, sólo congruentes con su posición económica en el concierto internacional actual.